Como vivía fuera, en una isla, se marchó y nos carteamos durante algún tiempo. Años más tarde me invitó a su boda y fui, no volví a verla de nuevo hasta el otro día. Me emocionaba la idea de verla y comprobar qué habríamos hecho todo este tiempo.El encuentro fue cálido y emocionante, nos abrazamos larga y efusivamente desde el primer momento, se notaba lo mucho que nos alegrábamos de vernos. Físicamente éramos reconocibles aún, o eso me dijo… El primer diagnóstico del paso del tiempo lo hacemos a partir del aspecto, las explicaciones vienen después. También cuentan los datos objetivos como el estado civil, los hijos, el trabajo y lo que has ido consiguiendo y manteniendo a lo largo de la vida, si se quiere hablar de eso… Todo es importante pero más que ninguna otra cosa si eres feliz, si has aprendido o estás aprendiendo a gestionar tu persona en el contexto para que vivir continúe siendo una experiencia apasionante para ti y útil para los demás. Coincidirás conmigo en que no es sencillo y respecto de eso todos estamos en prácticas. Será lo interesante entonces contar, si te lo preguntan, cómo lo vienes haciendo y viceversa. Porque un buen encuentro de estos podría consistir también en la alegría de volverse a ver y nada mas.Pero a mí me pedía el cuerpo hacer balance, de nuevo, uno de 30 años nada menos. Quería asomarme al espejo de sus expectativas, de aquellas expectativas juveniles que compartíamos con tanto entusiasmo. Qué había sido de nosotros en todo este tiempo. Estuvimos muy cómodos turnandonos respetuosamente a la hora de hablar y aún nos quedaron ganas y temas para el día siguiente en que volvimos a vernos. Vino con sus hijos a verme al teatro y les gustó. “Ya somos mayores Carlos”, me dijo. “Por lo menos lo parecemos”, pensé yo.Creo que quería que me absolviese de mis errores y fracasos, de algunos por lo menos, que me diese alguna visión nueva, algún consejo revolucionario o me recordarse alguna de las consignas de antaño…. Claro que no. Me dio su tiempo, su cariño, una breve versión, la suya, de su vida y de sus cosas, igual que hice yo. Es mas que suficiente. Una inesperada bocanada de oxígeno para seguir nadando, buceando a veces, en esta vida de aguas turbulentas las ocasiones en que pierdes de vista el barco que te llevará a tu destino.Gracias Montse.
