Si hay algún mes en el que no es recomendable visitar Venezuela ese es exactamente en el que yo lo hice: Agosto. Al igual que pasa en España el país entero se va de vacaciones. La diferencia es que aquí, y seguramente debido a lo caro que les resulta salir, la grandísima mayoría de venezolanos se dedican a recorrerse su país que, por otra parte, también tiene unas cuantas cosas que ver.
El resultado de esto es que moverse por el país en esas fechas se vuelve complicadísimo. Hay que hacer cosas absurdas como plantarse en las estaciones de bus a las cinco de la mañana y hacer cola para poder comprar tu billete del día (no los venden con antelación).
La broma ya le había salido cara a Oliver y Dimitri que, a pesar de plantarse en la terminal de Mérida a las siete de la mañana, se encontraron conque no había asientos disponibles en ningún bus que fuera a Caracas. Tuvieron que comprar un billete de avión a última hora que les salió mucho más caro pero evitó que perdieran su conexión.
También las pasaron putas Alejandro y su hermana y si consiguieron salir de Mérida fue gracias a Gustavo, el de Gravity, que les consiguió asientos en bus medio-privado y les convenció de que les esperaran mientras regresaban del Pan de Azúcar.
Me contaba Gustavo que parte del problema es que Chávez va cerrando cuando le sale de las pelotas las empresas de transportes que no le son afínes y el resultado es que no hay suficientes buses para tanto venezolano en busca de playa o montaña y por consiguiente tampoco para el ocasional gringo que tuvo la mala suerte de aterrizar aquí en Agosto.
Es increíble el poder que tiene el amigo Hugo en este país y la omnipresencia de su figura. Por doquier se ven carteles con su careto y sus lemas revolucionarios tipo “hasta la victoria pues”. Parece que el suyo es el único partido con derecho a anunciarse y hasta en el poblacho más pequeño hay panfletos en los que sale su alcalde abrazándose a Chávez.
La verdad es que todo venezolano con el que he tocado este tema me ha echado pestes de él y me ha contado historias bastante espeluznantes. Vuelos que se cancelan porque Chávez decide que necesita los aviones para otra cosa. Listas negras de gente que alguna vez votó en un referendum en su contra y que significan que la persona que está en ellas no puede aspirar a ningún cargo público.. En fin, este tipo de cosillas que no parecen demasiado digamos democráticas.
Pero claro el país tiene un recurso natural valiosísimo en esas reservas de petróleo que se concentran especialmente alrededor de Maracaibo. Por acojonante que resulte, en Venezuela la gasolina es más barata que el agua. No miento amigos, el litro de sopa en este país sale por unos 2 céntimos de euro!!!
No sorprende entonces que se vean los cochazos que se ven por todas partes al más puro estilo consumista americano. Que si Fords enormes, Chevroletes y demas cacharros que uno no compra pensando precisamente en el respeto al medio ambiente y la economía en el consumo de combustible.
Hablando de consumismo, no deja de ser irónico que el país de Sudamérica cuyo gobierno se opone más claramente a los Estados Unidos resulta ser el más parecido. No he visto en ningún otro lugar tantos Macdonalds como en Venezuela. Supermercados que venden productos americanísimos tipo Heinz y movidas similares. Gente con serios problemas de obesidad por doquier…
Así es Venezuela, un país que tiene lugares alucinantes para ver, una gente de la más agradable y hospitalaria que me he encontrado en mi viaje pero una cultura y un gobierno cuanto menos chocantes teniendo en cuenta donde está situado geográficamente. En fin, no me voy a meter en berenjenales de opiniones políticas subjetivas, que nunca fue la idea de este blog.
En realidad toda esta brasa que acabo de soltar era para darle algo de relleno a este post cuyo objetivo principal era comunicar oficialmente que thecaptainflint.com/america vuelve a ser cosa de dos. Si yo tenía que arreglármelas para salir de Mérida en medio del caos vacacional era porque, en lugar de tirar hacia el Sur como la ruta original preveía, me tocaba subir de nuevo hacia la costa, casi hacia la punta más boreal del país. A un lugar con el curioso nombre de Punto Fijo.
¿que qué cojones hay en Punto Fijo? Pues al parecer hay playas interesantes alrededor que yo no visité y además la ciudad resulta que es lo que aquí se llama zona libre. Es decir, un lugar donde no se pagan impuestos y se pueden hacer compras a buen precio, especialmente artículos eletrónicos.
Como sabeis los más viejos lectores del lugar, he sufrido algunas lamentables pérdidas materiales a lo largo de este viaje. Aquel MP3 que se quedó en el bus de Baños. Aquella cámara backup que estaba en la famosa chaqueta que se perdió en El Altar. Cosas que jamás repuse como media de auto-castigo por mi inutilidad.
En Punto Fijo quebranté esta norma y me compré otro MP3 de los más básicos y una cámara Pentax de esas que se pueden sumergir. Mala idea Paco. Los castigos están para cumplirlos. La pantalla del MP3 petó a la semana de lo malo que era. A día de hoy sigue funcionando pero no hay forma de elegir el tema que suena. La cámara fue una gran compra…durante un par de semanas. Luego tuvo un accidente del que ya os hablaré…
Pero bueno, a lo que iba. A Punto Fijo no fuí solo de compras sino a encontrarme con Sole, que volaba allí desde Caracas, lugar al que había llegado esa mañana desde Buenos Aires. De nuevo los más viejos lectores del lugar sabreis de quien hablo. Por inverosímil que resulte, tras meses de separación, broncas y nosecuantas rupturas la relación sigue ahí y como ella se había quedado sin trabajo decidió unirse al viaje.
Coro
Sé que la crónica rosa gusta mucho a algunos/as pero no me voy a meter en ese terreno otra vez. A efectos prácticos, la llegada de Sole significa que he cambiado mi vuelo para una semana después de forma que coincida con el billete barato que encontró ella. Significa también que, salvo que el tema se vaya a la mierda, el mes y pico de viaje que queda viajaré acompañado, lo que supongo reducirá la cantidad de tonterías, accidentes y batallitas que puedan sucederme. Sorry guys.
Flipadete en Medanos del Coro
Del aeropuerto de Punto Fijo nos fuimos a Coro, ciudad costera muchísimo más agradable que Punto Fijo. Callecitas rollete colonial, tiempo soleado y un parque nacional bastante curioso al lado. Se llama Medranos del Coro y recuerda mucho a lo que ví en Huacachina, Perú.
Dunas desérticas por doquier, en este caso pegaditas a la costa y con vegetación verde entre medias. Un sitio agradable para pasearse y tratar de ver como están las cosas después de unos tres meses de separación. Había por allí unos notillas haciendo el gañán en quads y como doscientos millones de venezolanos de vacaciones (repito, no vengais aquí en Agosto).
Aún así mereció la pena el corto desplazamiento desde Coro cuando empezó el atardecer y el sol bajó a fundirse en las dunas de arena. Los atardeceres en el desierto molan mogollón. No sé si habeis visto la primera peli de Star Wars, cuando Luke está contemplando la puesta de sol en el planeta desértico de Tatooine rayado porque sus tíos no le dejan pirarse a pilotar un X-Wing. Bueno, pues el espectáculo recuerda a ese memorable momento cinematográfico.
Tatooine? No, es Médanos del Coro
Aparte de eso no hay mucho más que hacer por allí y lo más destacable es la posada donde nos quedamos que es seguramente la más agradable que he visto en este viaje. Habitaciones grandes, un amplio patio con hamacas y una cocina común grande y un congelador lleno de cervezas que uno se puede beber tranquilamente siempre que vaya anotándolo en una pizarra. El lugar se llama Posada el Gallo y lo recomiendo encarecidamente.
Al día siguiente podríamos haber ido a las playas del lugar pero… ¿por qué ir a la playa en Coro teniendo a pocas horas el Parque Nacional Morrocoy? Supuestamente el sitio más representativo del caribe venezolano. Supuestamente un lugar de idílicas islitas con agua cristalina y arena blanca. Era nuestra próxima parada.
Concepto Bolivares Euros
Noche en Posada el Gallo 100 10