Revista Psicología

Refleja empatía y mejora tu salud

Por María Damiani @compubespana

Quién puede caminar, aunque solo sea unos minutos, con los mocasines de sus vecinos?

“No juzgues a tu prójimo antes de haber caminado varias leguas con sus mocasines”, dice un proverbio amerindio.


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“¿Ponerse en los zapatos del otro?”

Al calzar los zapatos ajenos se puede percibir lo que la otra persona siente o está experimentando en su vida. A temprana edad nos inculcan una escala de valores como el respeto, la solidaridad, la paciencia, la honestidad.

La empatía se define como la cualidad que permite establecer buenas relaciones interpersonales y que nos da la capacidad de comprender las necesidades y emociones de nuestros semejantes, además de inferir sus pensamientos y sentimientos, generando simpatía, comprensión y ternura. Muchas veces, el egoísmo o los intereses propios no permiten el despertar de la empatía.

¿Cómo se puede desarrollar la empatía?

 Para lograr este valor interior hay algunos puntos necesarios a tener en cuenta:

1º  Aprender a escuchar.

2º  Conocer y comprender al otro.

3º  Crear un ambiente de confianza y cordialidad.

4º  Mantener la calma mental.

5º  Tener buenos pensamientos hacia los demás.

6º  Dar importancia a los asuntos ajenos y después a los propios.

7º  Demostrar una actitud solidaria por las personas.

¿Cuál es su influencia en la salud?

En el ámbito de la salud, la empatía ha sido reconocida como un elemento clave en la atención y cuidado de los pacientes. Por eso, se considera que un profesional es empático, cuando escucha con atención el relato y observa cada gesto de su paciente, las actitudes, los tonos de voz, los silencios, etc. Desde este punto de vista, la empatía es claramente una actitud afectiva, capaz de generar una verdadera catarsis entre ambos.

“Ponerse en los zapatos del otro” es, por lo tanto, entender el mundo de creencias, vivencias e ideas del paciente.

El investigador del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) y licenciado en Biología, Luis Vivanco Sierralta, sostiene que “la empatía médica permite al profesional sanitario desarrollar un equilibrio afectivo en su relación con el paciente y para desarrollarla hay que combinar compasión, comunicación y entendimiento en el trato con los enfermos”. El experto ha indicado que la Universidad Thomas Jefferson, en Estados Unidos, es el centro que tiene más experiencia en la investigación de la empatía médica.

La cualidad de la empatía nos enseña a tener mayor interés por los demás, y a favorecer así nuestras relaciones en todos los ámbitos sociales en el que vivimos.

Manifestar esta cualidad en cualquier área está vinculada con cualidades espirituales como el altruismo, la solidaridad, la compasión, la tolerancia; cuánto más empática es una persona, más solidaria y paciente es y además, se la puede relacionar como un modo de ofrecer servicio espiritual, un servicio que es algo tan natural como respirar o sonreír y que solo podemos brindarlo a través de una actitud gozosa del corazón.

No se trata de poner el peso de las responsabilidades sobre uno mismo, sino en usar los dones divinos — como inteligencia, gentileza e intuición — que aportan claridad a la consciencia y enfocar a esa persona rodeada de todo el bien: de la salud, la abundancia y la alegría. A medida que crecemos en luz podemos reconocer en nuestro prójimo su esencia espiritual, afirmando silenciosamente su integridad como imagen del Amor. De esa manera, nuestro corazón estará siempre abierto para ayudar. La mirada que tengamos sobre nosotros mismos será idéntica a la que tengamos sobre la otra persona.

Uno se puede preguntar: ¿Cuántas veces al día reflejo empatía en mis relaciones con los demás? ¿Cuántas veces me pongo en los zapatos del otro?

Tal vez estas reflexiones lleven a cada uno a concientizar el valor de tener una actitud empática en la vida para proporcionar paz y armonía a uno mismo y a los demás.


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