Decenas de miles de personas arrancaron el sábado de madrugada la jornada de reflexión para las elecciones municipales y autonómicas del domingo con concentraciones en las calles de toda España, desafiando así la prohibición de la Junta Electoral Central y dejando al Gobierno ante el reto de cómo responder a un inédito movimiento de disconformidad que ha sacudido los últimos días de la campaña.
La madrileña Puerta del Sol, donde germinó un movimiento principalmente protagonizado por jóvenes y que se ha extendido a la Plaza de Cataluña en Barcelona y a otras ciudades españolas, las decenas de miles de personas que abarrotaban la plaza guardaron un simbólico minuto de silencio - "un grito mudo" - poco después de la medianoche, cuando comienza la jornada de reflexión en la que, según la legislación, está prohibido pedir el voto.
Durante los últimos días, el Gobierno ha tenido que afrontar una protesta inesperada - el llamado "movimiento 15-M", de "los indignados" o "Spanish revolution" -, que se ha aglutinado a través de Internet y que reclama reformas políticas, económicas y sociales en un país con el índice de desempleo más elevado de la Unión Europea - uno de cada cinco trabajadores está en paro, una cifra que llega al 45 por ciento entre los jóvenes.