Reflexión: Niebla

La niebla es una condición en la que las partículas de agua son muy pequeñas. intensas  y cohesionadas. La densidad es tal, que la visibilidad se hace imposible a cierta distancia, esa distancia es menor a 1000 metros.

La neblina en cambio, es una condición que igualmente no nos deja ver, pero a diferencia de la niebla; la neblina es menos densa y se puede llegar a ver a más de 1000 metros.

La niebla es más duradera y el frío se hace más marcado, en la neblina esto no pasa igual, pero si en menor grado.

¿Por qué niebla y por qué neblina?, muchas veces como personas nos auto-imponemos estos dos factores. mirando desde las perspectivas y las características de las dos. Dejamos que nuestros días se hagan nebulosos o neblinosos, al ir por la vida contando las flores se nos presentan situaciones en las que simplemente no podemos reaccionar de una forma adecuada y correcta, entonces se nos viene una gran franja de neblina primero, el problema sigue sin resolverse y se agrava, entonces la densidad aumenta y nos quedamos ciegos ante aquél suceso; la niebla ha entrado ante nuestras narices. Para poder disiparla en este caso no deberíamos de esperar a que las condiciones mejoren, debemos de echar a andar nuestros recursos y hacer que el sol se haga presente, opacando aquél fenómeno que nos ha dejado ciegos y ha provocado que no recurramos a la razón y al pensamiento crítico.

Siempre en alguna situación, ya sea amorosa, familiar, existencial, de índole en la salud, o algo relacionado; somos presas de la desesperación y actuamos sin pensar, porque somos presos y gobernados por nuestros sentimientos más bajos. Entonces se empieza a presentar un clima frío, húmedo, a veces con mucho viento. Vamos intentando resolver de la mejor forma, esa forma que nos está implantando la anormalidad de la conducta, pero esa mejor forma solo es algo que incita al arribo de la neblina con su panorama blanco, pero donde aun se puede visualizar la luz, aunque no con total nitidez. Ya en este estado, tenemos dos opciones por tomar, recurrir a la verdadera razón o seguir perdiéndonos. Si escogemos la primera, entonces la neblina irá disipándose con el viento y brillará de nuevo el sol, por otra parte, si hacemos lo segundo; la neblina se hará más intensa y densa, dando paso a la niebla, la cual nos dejará casi ciegos.

Muchas veces vamos a intentar ver más allá de esos 1000 metros, pero nos lo imposibilitará la niebla y estaremos dando pasos en falso, cometiendo error tras error, sin saber si lo que hacemos es lo correcto o no lo es. Por lo anterior, lo mejor que podemos hacer como seres pensantes que somos, es siempre tratar de exportar la razón ante nuestros ojos y nuestros pensamientos; lo lógico ya no es tan confiable. Lo mejor es ser muy críticos de las situaciones difíciles que se nos van presentando muchas veces en nuestras vidas o en las vidas de los que queremos y amamos, siempre aceptar el resultado, aunque sea doloroso. Si es lo más razonable entonces no hay que tratar de voltear su naturaleza a lo que no lo es.

Debemos tener cuidado cuando se nos presenten situaciones difíciles para tomar, difíciles para aceptar y difíciles para llevar a cabo decisiones. De no tener nuestros cielos azules con un sol radiante y aire fresco, entonces sabemos que el panorama que se nos proveerá será oscuro, sin visión, con neblina o niebla, y probablemente si ni siquiera nos inmutamos, nos caiga una tormenta de la cual no podremos escapar fácilmente, o tal vez no podamos escapar.