Criticar y etiquetar a los demás es una de las mayores aficiones de la sociedad hoy en día, lo vemos día a día en nuestro entorno laboral con nuestras propias “compañeras/os” en nuestro entorno social y en nuestra propia casa. La cuestión es que también lo hacemos con nuestros pacientes poniéndole etiquetas que hacen que ya predisponen nuestra manera de tratarlos sin conocerlos, algo que nunca me gusta hacer, eso de juzgar a los demás sin conocerlos o dejarte influenciar por lo que dicen los demás. Primero has de conocer tú a esa persona para tener tu propia opinión, ante todo en la vida está el respeto a los demás, el respecto a nuestros pacientes.
Esta reflexión de hoy viene a raíz de un artículo interesantísimo sobre “Las etiquetas: debate y controversia” de Javier de Haro en su blog Te ayudo a Educar, el cual os recomiendo seguir con contenido muy interesante sobre Psicología y Educación, ya que es Profesor especializado en dificultades de Aprendizaje. Relata Javier en su texto que somos expertos en etiquetar, lo hacemos constantemente como psicólogos, educadores, sanitarios, como personas, etiquetas influenciadas por las modas, por nuestra primera impresión o por lo que otras personas nos han dicho, etc y en muchas ocasiones estamos ayudando a “condenar” a esa persona con dicha etiqueta.
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En la actualidad está muy de moda el TDAH, para re-dirigir esta reflexión al ámbito sanitario que es el mío y al verla pensé en mis pacientes que ingresan en la unidad por este motivo entre otros y como en el Área de Salud Mental afecta tanto las etiquetas, diagnósticos y demás que tienen los pacientes, de tal manera que muchas veces sin conocerlos ya vamos predispuestos a tratarlos de un modo u otro sólo por tener ese problema influyendo mucho además la experiencia previa que hayamos tenido al tratar pacientes de igual “etiqueta”. La discusión esta servida y la controversia, como bien apunta Javier,es por ello que he querido reflexionar sobre las etiquetas en los pacientes y nuestra manera de actuar sobre ellas.
En Psiquiatría Infanto Juvenil los pacientes que ingresan con más frecuencia son los Trastornos de Conducta, los TDAH, los intentos de Autolisis, depresiones, debut de Enfermedad Psiquiátrica como Esquizofrenia, Trastorno Bipolar, etc. Esos pacientes sobre todo los trastornos de conducta o TDAH requieren un trabajo en equipo multidisciplinar donde enfermería lleva un importante trabajo de modificación de la conducta, enseñanza de normas, límites, psicoeducación en vida sana, etc. Somos educadores sanitarios y como tales podemos ejercer una influencia en la manera de comportarse, orientándoles en descubrir todos sus aspectos positivos, sus necesidades y potenciando sus cualidades. Aquí es donde descubro leyendo artículos sobre este tema el llamado “efecto pigmalión” que es esa creencia de que una persona puede influir sobre el rendimiento de otra persona algo que los profesionales del ámbito educativo, social, laboral y familiar bien conocen y que también lo hacemos en sanidad.
Lo que estoy aprendiendo gracias a vosotros, a la blogosfera que escribe sobre su profesión y a todo lo que compartís en las redes sociales, porque gracias a estos artículos que leo, reflexiono en mi día a día profesional, me lleva a buscar información y a documentarme para poder hablar sobre aquello que me parece interesante y reflejarlo en este blog. No conocía bien este llamado efecto pigmalión, lo había escuchado pero ahora que leo sobre el tema me doy cuenta que no tenia ni idea. Aparecen artículos que se refieren a las Terribles consecuencias del efecto pigmalión sobre los hijos, un post que habla del Efecto Pigmalión en la Medicina, y sorpresa para mi, descubro que el gran Chema Cepeda de Salud conectada tiene un blog sobre El Efecto Pigmalión y un libro del mismo título, un espacio donde inspirarte y reflexionar para conocerte mejor.
¿ Qué conclusiones saco yo, enfermera de Salud Mental de todo esto?
Existen dos tipos de efecto pigmalión, el positivo y el negativo, reflexionar en la manera de actuar ante nuestras pacientes es fundamental para que el efecto positivo sea el que prevalezca y más en este tipo de pacientes donde cualquier efecto negativo agravará su baja autoestima y será perjudicial en su proceso de salud. Es por ello que deberíamos formarnos más en educación, psicología y habilidades de comunicación ya que en el área de Salud Mental son las principales herramientas de trabajo.
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