Revista Opinión

Reflexiones

Publicado el 31 diciembre 2010 por Anibalveratudela
Reflexiones

Anibal Durand 1923-2010

Faltan sólo horas para que se vaya este 2010, a mi me fue mal este año, sin embargo hay cosas para rescatar, hay enseñanzas que aprender y experiencias para analizar.

Lo más sensible este año fue la pérdida de mi abuelo, el gran Papá Anibal, el nos dejó este año, se fué sin dejar riquezas materiales pero impregnando nuestras mentes de grandes enseñanzas y sin bien es cierto que fue un excelente profesional y trabajador hasta casi el final de sus días, es más cierto aún que el tenía muy claro que es lo que debía dejarnos.

El fué nuestro padre, él nos enseño el valor que conlleva formar una familia y sobretodo el valor de dejar a los hijos una educación moral inquebrantable, él no dudó un segundo en ejercer una paternidad conmigo y con mis primos cuando nuestros padres biológicos continuaban sus vidas de solteros, cosa que no refuto ya que gracias a eso pude gozar al mejor padre del mundo.

Mi abuelo fue firme, estricto, disciplinado, parecía casi un militar aunque era maestro de profesión, sin embargo no era impositor, sabía cuales eran sus límites y sabía respetar las decisiones de los demás, hasta ahora veo con enorme satisfacción cuando sus alumnos de aquellos tiempos lo recuerdan con mucho cariño pero sobretodo con mucha admiración.

Papá Anibal tenía una imagen imitable, guapo, elegante, culto, con un léxico de esos que ya no se escuchan ahora, respetuoso, un caballero a carta cabal, tenía bien clara la imagen de respeto que imponía, un maestro que asistía a sus clases con un buen traje de saco y corbata, su sombrerito de copa lo caracterizaba, era respetado por todos y se fue siendo respetado, el no necesito de dólares ni de millones para ser respetado.

El respeto que imponía se argumentaba en su sola presencia, su dominio del idioma castellano era digno de reconocer y a más de uno dejaba con lagrimas de emoción cuando emanaba sus discursos y es que en cualquier reunión el tomaba la palabra y transformaba una fiesta en toda una celebración.

De él aprendí mucho y me queda mucho por aprender, este año su partida me hizo ver las cosas desde otro punto de vista y sobretodo me hizo reflexionar sobre el verdadero sentido de la riqueza. Gracias Papá Anibal y Felíz Año donde quiera que estés.


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