Revista Opinión

Reflexiones a la libre designación

Publicado el 17 mayo 2013 por Casimiro @casilopezg

Reflexiones a la libre designación

Quiero creer que existe un debate sobre la libre designación que se da constantemente entre los trabajadores de la Administración Pública, y , por efecto rebote en la sociedad: ¿hasta dónde llegan los famosos cargos de confianza que todo Gobierno democrático puede tener a su servicio y dónde están los puestos de especial responsabilidad y que corresponde otorgar a buenos gestores de la acción pública?... No es un debate baladí, en juego está alcanzar la famosa "modernización" de la Administración Pública a la que todo gobernante se adhiere para crear una imagen positiva y llegar,así a la tan manida Sociedad de la Información. Sirva como ejemplo lo realizado por el gobierno de Rajoy que ha puesto en marcha la rimbombante Dirección General de Modernización Administrativa, Procedimientos e Impulso de laAdministración Electrónica, con el calificativo titular de "el elemento facilitador".
En estos momentos en que se está devaluando a la clase trabajadora de la Administración (vagos y  privilegiados) se sigue imponiendo la clase designada por libre concurso. Son momentos duros para los empleados públicos. Desde que se vislumbraron los efectos negativos de la economía, los gestores-dirigentes de la Administración Pública comenzaron a hincar el diente sobre los sueldos y las condiciones laborales de los funcionarios.
El primer mordisco fue el que adoptó el expresidente Rodríguez Zapatero, por mayo de 2010, al recortar el sueldo de los empleados públicos un 5%. Los casi 2,7 millones de funcionarios, trabajadores eventuales, interinos y otros empleados de las administraciones públicas han "sufrido" en sus nóminas la congelación salarial, la perdida de poder adquisitivo y el recorte de sus derechos sociales como son la reducción del  número de días de libre disposición (los famosos "moscosos") de los funcionarios a tres, y se equiparó las condiciones de incapacidad temporal de los funcionarios con los del sector privado. El golpe definitivo (y no último según todos los indicadores europeístas) se dio en julio del año pasado con la supresión de la paga extraordinaria de diciembre, que puso la guinda a un colectivo que no está bien mirado.
Por ello, suena escandaloso leer noticias como la que publico mi colega Eva Belmonte en su fenomenal blog "El BOE nuestro de cada día": "El CSN nombrará a un subdirector de ingeniería y un jefe de proyecto de central nuclear por libre designación", donde, a parte ya del titular, nos desgrana que el BOE publica la convocatoria de47 puestos por el sistema de libre designación. En el post, Eva Belmonte nos sitúa en el debate de qué cargos deben calificarse de confianza o especial responsabilidad y cuáles, por su carácter técnico, deberían ser evaluados mediante un concurso público. Nos "descubre" cómo el mismísimo Reglamento deja la puerta abierta a quienes pueden nombrar por libre designación: “Sólo podrán cubrirse por este sistema los puestos de Subdirector general, Delegados y Directores territoriales, provinciales o Comisionados de los Departamentos ministeriales, de sus Organismos autónomos y de las Entidades Gestoras y Servicios Comunes de la Seguridad Social, Secretarías de Altos Cargos de la Administración y aquellos otros de carácter directivo o de especial responsabilidad para los que así se determine en las relaciones de puestos de trabajo.”. Poco más que añadir.
¿Qué se puede calificar como cargos de confianza, de especial responsabilidad, y cuál es el momento en que se ejerce el pesebrismo para acomodar a quienes son fieles al pensamiento del partido en el Gobierno?... Difícil cuestión. Algunos podrán decir que el problema no es la designación sino la incapacidad que existe en este país para hacer carrera en la Administración y que en ese camino , es verdad, se pierden valiosos "cerebros" que se muestran inquietos, pensadores, activistas y con capacidad de gestión.
Existe una realidad aplastante: en España no hay una verdadera carrera profesional en la Administración pública,  poder llegar a puestos de responsabilidad se antoja dificil cuando no imposible. No hay una cultura de carrera administrativa en el Estado. Existe siempre un tope y cualquier acción para alcanzar una vacante se parapeta en el muro del "clientelismo" político. Hay peticiones que reclaman el famoso concurso de méritos, pero también es verdad que acceder sólo por esa vía estaría sentando en esas sillas solo a los más viejos, dejando a un lado trabajadores que estarían mejor preparados...
¿Cómo conseguir que no se den fugas de cerebros en la Administración?. Una pregunta que carece de importancia para los administradores políticos. Parece como si no tuviera repercusión que los empleados públicos trabajen por un futuro más halagüeño, valorando cada paso que se da y cualquier esfuerzo de superación. Da la impresión, y así se ve en la realidad, que están en sus puestos simplemente para "hacer lo justo" sin ningún tipo de proyección.
Ahí, quizás, radica que muchos vean en la libre designación el camino para poder alcanzar metas en la carrera administrativa, y , en verdad, esa es la única salida, tal y como está la situación actual, sin que nadie quiera mejorar la Administración. Pero, no nos engañemos, el libre camino a los puestos de dirección no deberían otorgarse por una "dedocracia", sino por argumentos de calidad, servicio, experiencia y gestión.Así mismo la duración de esos puestos técnicos deberían dejar de ser "movibles" por el tiempo de una legislatura, sin que se conviertan en cargos de por vida, asi como, tampoco, ser un sillón para repartir entre las fuerzas políticas...


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