Revista África

Reflexiones ante el nuevo gobierno de Centroáfrica

Por En Clave De África

(JCR)
Después de varias semanas de tensa espera, la República Centroafricana por fin tiene nuevo gobierno. Lo anunció el primer ministro, Nicolas Tiangaye, el domingo 3 de febrero, a las 7 de la mañana, hora un tanto intempestiva en la que en la capital, Bangui, la gente que sale a la IMG_0413calle lo hace para ir a la iglesia y no es probable que les dé por organizar una protesta violenta. Después de varias semanas de guerra civil, gobierno y rebeldes se encontraron en Libreville, y al cabo de tres días, el 11 de enero, firmaron un acuerdo de paz por el que se preveía que el nuevo jefe del ejecutivo sería de la oposición. Nombrado seis días después, el abogado y activista de derechos human os Tiangaye lo ha tenido difícil para cubrir los 30 puestos ministeriales haciendo un difícil equilibrio entre oposición, sociedad civil, rebeldes y partidarios del actual presidente François Bozizé.

En las calles de Bangui, el domingo por la noche la gente parecía mucho más interesada en los partidos de fútbol clasificatorios que pusieron a Nigeria y a Costa de Marfil en las semi-finales de la Copa África. Y el lunes por la mañana las calles más céntricas de la capital estaban tomadas, en puestos estratégicos, por grupos de soldados sudafricanos, que vinieron hace varias semanas para asegurar la seguridad de Bangui. Por lo demás, pocas sorpresas ha habido. El puesto más esperado era el de ministro de la Defensa, que como se había negociado en Libreville ha ido al jefe de los rebeldes de Seleka Michel Djotodia, quien será también el vice-primer ministro. Los rebeldes tendrán también los ministerios de bosques (lugares que al parecer conocen bastante bien) y de comunicación. Los partidarios del presidente se quedan con algunos ministerios claves como el de asuntos exteriores, finanzas y seguridad interior. Uno de los detalles que, personalmente, me ha llamado más atención es el hecho de que sólo hay tres mujeres ministras, y en puestos de poca monta. Ni paridad de género, ni igualdad, ni discursos sobre el papel de la mujer en momentos de transición de guerra a paz. En este país aún queda muchísimo camino por recorrer.

Después de varias semanas, la República Centroafricana vuelve otra vez al olvido de los medios de comunicación internacionales. El que está considerado como el segundo país más pobre del mundo no es Malí y ninguna amenaza viene de él hacia el mundo occidental, que sí recibe de este lugar diamantes, oro y uranio a precios de saldo.

Una cosa me llama la atención de los acontecimientos de las últimas semanas es la facilidad y la naturalidad con que gobierno e insurgentes se han sentado a negociar una salida pacífica a la crisis. Los rebeldes, que comenzaron pidiendo con rigidez la dimisión del presidente Bozizé, finalmente aceptaron que éste siguiera hasta el final de su mandato, en 2016, a cambio de obtener el ministerio de la Defensa. Me cuesta aún imaginar a oficiales leales al presidente bajando la cabeza delante del líder de quien ha sido su gran enemigo y aceptando que sea el jefe de la suprema institución del ejército. Una de las lecciones que he aprendido de los centroafricanos durante los ocho meses que llevo en este país es el amor que la gente tiene por la paz, valor por la que están dispuestos a hacer los sacrificios que sean necesarios.

Como contrapartida, me da pena pensar que en la cultura política del país, aún se concibe la política como un medio para enriquecerse, y no para servir a los ciudadanos, aunque después de leer las últimas noticias del panorama político español tal vez sea mejor no hacer demasiado comentarios a este respecto…


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