Revista Cultura y Ocio

Reflexiones de deborah brahms

Por Orlando Tunnermann

“REFLEXIONES DE DEBORAH BRAHMS”
(…En algún momento de su peregrinaje por las páginas de “EL CLUB DE LOS MUERTOS VIVIENTES”…)
REFLEXIONES DE DEBORAH BRAHMS
“…No puedes atraparme, soy liviana como el viento y caprichosa como una fantasía que cambiase de colores e ideología. Has quedado prendado del sonido de mi eco y los fulgores cristalinos que atraviesan la selva impenetrable de mi alma. Todo mi ser habita en un sueño dentro de un sueño. “Te espero en el sueño de siempre, no tardes escribí tatuado en mi piel con unas flechas rojas atravesando un corazón sangrante. No significa nada en absoluto, perdóname si te he confundido. Soy abstrusa e incognoscible, tanto como mis perpetuos silencios. Maquiavélica y manipuladora, cambiante y volátil, veleidosa y pérfida, lo admito. No te acerques, soy peligrosa. Te he seducido sin yo pretenderlo, sin ser plenamente consciente de que mi veneno es destructivo y que mi proximidad te hará daño. Dona tus elogios a las nubes y al cielo estrellado, enamórate de la vida y sus momentos de dicha, pero aléjate de mí tanto como puedas, pues si te me acercas quedarás enjaulado en mis brumas profundas y oscuras. Alabas mis palabras y mis pulsos de tinta, mis miradas perdidas y ese halo sibilino que circuye mi silueta. Mi rostro, mis mohines de princesa desvalida, cada uno de mis latidos lo haces causa propia y luchas con ahínco por tocarme y abrazarme, consolarme y comprenderme. Pero aún no te has enterado de que soy incontrolable y hostil, vitriólica (ácida) y letal. Abraso como el fuego y como tal no puedes domeñarme (domar).
Limítate a observar fascinado, pero desde la distancia prudencial que te permitirá seguir soñando y a mí, respirar en libertad. No puedo evitarlo. Soy receptora de estima y amor gratuito cuando las miradas se me posan encima como mariposas que libaran un panal de pura miel. No es culpa mía, ni lo busco ni lo pretendo. Mi naturaleza agreste, atrabiliaria (malhumorada) te pondrá a salvo, créeme, es lo mejor para ti, es lo mejor para mí. Siempre estoy lejos, a millones de años luz, aunque creas sentirme a tu lado, la mujer que ves a tu lado es tan sólo un espectro errante. Imagina que no existo, que todo es un sueño delicioso donde tú y yo nos amamos. Es un sueño, abre los ojos, yo no estoy ahí, es todo un sueño y si me tocas te contagiaré con mi veneno. Podría amarte, a ti y a tantos otros. Podría ser amada por ti y por tantos otros. Pero el viento no ama y el fuego, ni siente ni padece. Mi naturaleza es la sombra y el gélido viento de una isla glacial. Allí me encontrarás, convertida en témpano de hielo y en templo de oración. Admírame si gustas, pero no compartas conmigo tus elucubraciones románticas. Yo soy inaprensible y la materia de la que están hechos tus sueños todavía no ha comprendido que lo que ves no es real, que yo no estoy ahí. Soy un artificio, una martingala (trampa), un espejismo, un sueño que sueña con ser viento y fuego y agua y hielo y un día estrella y al otro, sistema planetario. Llámame tramposa y trapacista (embustera), y así, al fin, te hallarás un paso más cerca de la leyenda encriptada de mi verdadera naturaleza. No te fíes, huye mientras puedas, te lo aconsejo. Hay mucho amor que busca un puerto donde atracar. Navega los mares y océanos del mundo para recolectar ese dulce manjar, pero a mí permíteme que siga volando como un cuerpo etéreo que solo quiere volar. Maldigo mi belleza y esas cualidades que a ti te parecen tan fascinantes. Son solo embalajes, como los colores rosados de las nubes cuando las atraviesa el sol. Crees que me conoces, que puedes conquistarme con tu fútil verborrea sobre los beneficios del amor compartido. Me llamas estrecha y antipática y te permites el lujo de arremeter sin piedad contra mi vida de ausencia afectiva. Soy feliz siendo fuego y veneno, aire gélido y lluvia torrencial. Es porque te aprecio por lo que te revelo mi esencia ponzoñosa; para que regreses a tu mundo de sentimientos antes de que el mío te absorba y te ahogues en un océano de olas de barro y cristales afilados. No soy cruel, del mismo modo que el fuego no es maléfico, sólo brasas y material incandescente. Soy lo que soy; una criatura del Señor que solo es un sueño dentro de otro sueño. No trates de cambiarme. ¿Acaso soñaste alguna vez con moldear el viento o cincelar las olas del océano? Eludiré tus pueriles telarañas románticas una y otra vez, porque sólo soy tu aliento, el combustible de tus pensamientos, pero jamás podrás tenerme, nadie puede. Yo no puedo amarte, no me malinterpretes, no del modo en que tú pretendes ser amado. Vive, no malgastes tu tiempo con quien sólo sueña con ser viento que cabalga sobre las nubes en glorioso silencio.

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