Hoy no dedicaré la entrada del blog a mencionar temas del pasado, ni a comentar artículos de prensa, ni a hablarles de libros, ni siquiera a presentarles una maravillosa Sombrerería. Hoy haré por primera vez en estos casi 500 post escritos un artículo de opinión sobre el oficio de Sombrerer@.
No he sido muy partidario de expresar mi opinión a través del blog desde su inicio, pero un acertado comentario que se publicó el miércoles me ha dado pie a variar mi postura.
En el artículo que publicábamos de una Sombrerería Artesanal en Chile yo les hablaba de que el oficio de Sombrerero, (ojo, diferente al de vendedor de sombreros), estaba desapareciendo, e Isabel me indicaba que había un buen número de personas aprendiendo este noble oficio junto a l@s mejores en la actualidad.
Es verdad que el oficio, al menos en España, no se perderá, y que mucha gente está aprendiendo e innovando, con intención de desarrollar su carrera profesional gracias a él, cosa que a los vendedores de sombreros nos agrada profundamente, ya que de sus manos saldrán las colecciones que podremos vender en nuestras tiendas con orgullo.
En España tenemos grandes diseñador@s y sombrerer@s, que exportan sus maravillosos diseños al resto del mundo. Una larga lista de nombres que he tenido la suerte de ir descubriendo estos años.
Pero mi referencia a la desaparición del oficio, era sencillamente sobre la Sombrerería clásica, un modelo de negocio que además de tener su zona de venta, también disponía de un buen taller, donde el maestro sombrerero podía o bien confeccionar un sombrero a medida, o reparar el del cliente, que demandaba un planchado, un cambio de badana, la renovación de la cinta o simplemente una buena limpieza.
En nuestro país aún quedan negocios que lo hacen, por desgracia muy pocos, ya que el relevo generacional y/o las nuevas técnicas de venta nos dirigen más hacia la venta que hacia el mantenimiento.
Después de ver muchas Sombrererías por el mundo, casi todas a través de la red, he descubierto que el concepto de Sombrerería Clásica se mantiene y en países como Estados Unidos es relativamente habitual llevar el sombrero a reparar o a limpiar en ellas. Quizá aquí este modelo de negocio pueda tener su público, y como les pasa a los establecimientos de reparación de calzado, vuelva a ser un buen negocio. La crisis, además de llevarse por delante muchos comercios, también nos está reorganizando, dando valor a modelos que parecían desaparecidos, como el de la reparación. Estamos pasando del estrenar a aprovechar, reparar y reutilizar.
Pero la realidad es la que es, y hoy en día este oficio tan admirado por nosotros desaparece. Esperamos que gente como Isabel sea capaz de recuperarlo y mantenerlo muchos años.
Les pido disculpas por el post, será el otoño el que me hace reivindicar…..