Ya pasaron 4 meses que llegue a Bariloche con la idea de quedarme por lo menos un año y esto por suerte sigue en pie.Cada uno de esos cuatro meses, me mostraron un sin fin de momentos nuevos que me dejan una enseñanza constantemente.
En primer lugar aprendí a vivir en una ciudad netamente turística y adaptarme a todo lo que eso conlleva; gente aglomerada, marketing en exceso, nombres mapuches desplegados por doquier, más de un idioma dentro de un mismo colectivo, mochilas, muchas mochilas, precios muuuy altos, egresados, souvenir, comidas, chocolates, mucho mucho chocolate, excursiones de todo tipo y precio, y también alternativas completamente gratis y mas que gratificantes.
De algo estoy segura… me queda mucho por ver y sorprenderme.
Por más que muera por vivir mi vida viajando, soy consciente de cosas que van más allá de los sueños y que aunque no me impiden para nada seguir soñando, me permiten vivir en la realidad. Pienso constantemente en el futuro sin dejar de vivir el día a día de la mejor manera. Y cuando me surgen este tipo de momentos reflexivos pienso en echar raíces y Bariloche en este momento cumple todas las expectativas de un lugar para crecer tanto profesional como personalmente.
Perder los ojos en cada paisaje
Pero todavía no pasé el invierno, así que por ahora estamos bien.
Sin embargo no dejo de pensar en viajar, y esas ganistas estando acá crecen constantemente porque todos los días me cruzo con gente que viaja, ya sea por sus 15 benditos días de vacaciones o porque decidieron un día recorrer Latinoamérica a dedo. Por eso me propuse que durante este año que esté en Bariloche, voy a tratar de conocer todas las ciudades cercanas que más pueda, y de esta manera sentirme un poco nómade. Obvio que no es lo mismo que tener la oportunidad de viajar una semana entera, pero poder disfrutar mis días de franco al máximo, sin lugar a duda es algo que me atrae y quiero hacer.
Y la verdad, me siento súper afortunada, ya de por si Bariloche tiene miles de rincones por conocer y actividades que te atrapan de una manera terrible… yo, que soy bastante flojita para el deporte, me siento atraída por andar en bicicleta y caminar varios kilómetros para encontrarme con la belleza de cada paisaje.(Aunque me canso y me quejo, de verdad lo disfruto).
Siempre vale hacer el esfuerzo para llegar a la cima.
También tuve la oportunidad de comenzar a recorrer otras ciudades como Villa La Angostura y El Bolsón y ver tantos detalles que me gustan y otros que detesto.
Profesionalmente estoy aprendiendo mucho y encontrándole el gustito a la hotelería lo cual pensé que no me iba a gustar tanto.
En fin, estoy plena, Bariloche me da mucho y me alegra saber que no me arrepiento de haber comenzado este camino desde acá.
Encontrar rincones gigantesque te dibujan sonrisas gigantes