La apacible tarde de agosto transcurre sin sobresaltos con la compañía del monótono sonido de las aspas del ventilador que intentan aliviar la atmósfera axfisiante a estas horas de la tarde. La música me acompaña y me transporta desde el sofá de mi salón hacia lugares soñados, paraísos imaginarios que aún no se si existirán, la música me eleva, me calma y deja entrar un soplo de frescura en la espesa tarde de este cálido verano.