Revista Salud y Bienestar
Hace meses una entrada en este blog de la serie Memoria de mi Enfermera: "Irene" trató el tema del Sida y procuró plasmar en su texto y transmitir el mensaje, siempre importante, de que esta enfermedad puede afectar a cualquiera si no se toman las medidas preventivas universalmente conocidas y que pasan, entre otras, por evitar las relaciones sexuales sin protección o por no compartir objetos que supongan contacto con sangre o fluidos infectados con el virus.
El mensaje está claro.
Pero el número de infectados por esta enfermedad sigue creciendo, aunque es cierto que con una velocidad ralentizada. Algo pasa para que no se logre frenar su progresión. La información es fundamental e imprescindible.
Me choca leer en los medios que 50.000 personas en España no saben que están infectadas. Imagínense la «bomba de relojería» infecto-contagiosa que pueden suponer estas personas al relacionase con otras gentes. Ya hemos tratado con anterioridad la cuestión que yo denomino «ignorancia deseada», es decir, aquélla en la que la persona no desea saber si está enferma o no. Si no sabe, no sufre. Puede barruntarse algo, pero siente tanto temor a saberse enfermo, que no va al médico y no toma ninguna medida. Mientras tanto, con lo que se refiere el Sida, es un elemento de evidente riesgo para los que se relacionan con él.
Ahí radica la importancia incuestionable de las medidas de prevención: utilizar el preservativo SIEMPRE en relaciones sexuales esporádicas o con personas no conocidas... diga lo que diga el Papa y la Iglesia, porque tanto el uno como la otra no tienen nada que aportar en este tema. Esto no es una cuestión moral; es una cuestión de salud y no sólo de la propia, sino de la ajena.
Información, información, información, información. Esta es la más importante herramienta para acabar con la vertiginosa progresión de esta enfermedad, enfermedad que ya no supone una sentencia de muerte segura. Gracias a los avances científico-médico-farmacológicos las personas seropositivas tienen una esperanza de vida mayor que hace años y con una calidad aceptable.
Mucho se ha logrado en estos años, cierto, pero aún queda mucho por hacer. Y está en nuestra mano, todos podemos hacer algo. No es sólo responsabilidad de las autoridades sanitarias.
Prevenir es posible no nos olvidemos de ello.
Y, por ahora, nada más