Reflexiones en el playa

El mes de agosto, aunque en el norte el tiempo no siempre nos acompañe, se presta a largas jornadas de playa, en las que quien más y quien menos desnudamos nuestros cuerpos, nos sumimos en un profundo letargo y dejamos que el tiempo pase despacio, mientras nuestras cabezas intentan, en muchas ocasiones sin éxito,  descongestionarse y olvidar. Miramos y nos miran, observamos y somos observados, pero parece que, a diferencia del resto del año, esta vez no nos importa.  Aparcamos prejuicios, pero aún así conservamos la ideología, aunque estemos en bañador. Luis García Montero habla, en el diario Público, de las playas de nuestra infancia y sus palabras me recuerdan otros tiempos, en los que los que, al menos mi generación, mañana cumplo cincuenta, mirábamos a Europa y creíamos, qué gran equivocación, que el continente era tan rubio y lleno de luz y vida como las emisarias que llegaban a nuestras costas, con los primeros bikinis y pareos que aquí aún no se estilaban. España era conservadora, pacata y de derechas; Europa nos parecía el paradigma de la libertad, la democracia y la igualdad. Hoy sabemos que no es así y por efecto de la globalización y la uniformización, por fin somos iguales, pero me temo que no ha sido necesariamente para bien. Europa sirve hoy a los mercados y olvida a las personas. Hay crisis, pero no para todos. Unos la padecemos y otros se enriquecen.  El poeta García Montero lo describe como sólo pude hacerlo quien se identifica con la izquierda y no olvida sus ideas e ideales, aunque sea en el mes de agosto.  

http://blogs.publico.es/libre-2010/2010/08/10/europa/