Revista Cultura y Ocio

Reflexiones gatunas de una noche panza arriba (ii)

Publicado el 27 mayo 2013 por Alberto CaÑas @albertocmolina

REFLEXIONES GATUNAS DE UNA NOCHE PANZA ARRIBA (II)

tracycorrecaminos.blogspot.com

55 noches después... tal vez 54, las cuentas y los cuentos siguen sin ser lo mío. En cualquier caso, muchísimo tiempo desde mi último post no relacionado con información, desinformación o música, ¡cómo no! ¿Cincuenta y pico noches sin nada extraordinario que contar? ¿En serio? En absoluto, no me lo creo ni yo. Fíjate si me habrán pasado cosas desde entonces, que incluso he cumplido una primavera más y otro #DíadelRockenlaRadio. Cierto, te quedaste sin la crónica de rigor en primera persona. No te falta razón, pero resulta que estoy peleándome con mi primera novela y quién sabe si aprovecharé para meter por alguna parte esa experiencia. 
Quizás ahora también quedaría de lujo añadir algo así como «fue apagar las velas de la tarta y esfumarse las musas y con ellas mis ganas de escribir en el blog sobre historietas de estas para no dormir». Pues no, lo que pasa es que necesitaba un aliciente, un estímulo para volver a hacerlo. Y en estas que durante los últimos días o semanas, por 'h', por 'b' o porque sí me he reencontrado con personas y con lugares que en su momento fueron importantes o al menos especiales para mí. ¿Por qué? Acabo de explicártelo, por 'h', por 'b' o porque sí.
Sin embargo, eso sería lo de menos. Lo de más, me he reconciliado con una parte de mí y he hecho balance de lo bueno y malo, que cantaba Ana Torroja en Un año más de Mecano, ya sabes. Me quedo con lo bueno, para qué engañarte. Lo malo no se olvida, pero antes o después aprendes que se trata de un lastre que te impide seguir adelante. De todas formas esa lección ya la subrayé, releí e interioricé hace años. Lo fundamental, tener muy claro —más claro que nunca me atrevería a señalar— qué tuve, qué tengo y qué me gustaría tener. En todos los sentidos: laboral, sentimental, existencial o vital en general.
Habrá personas que no entiendan esta manera de pensar, pero estoy convencido de que si eres capaz de visualizar aquello que deseas —por expresarlo de algún modo— y cómo conseguirlo, te acabarás saliendo con la tuya. Cueste más, menos o nada. Aunque pueda sonarte a manual de autoayuda, tómatelo como un reto. Un experimento cuyo resultado quizás no sea el esperado, pero si es así no desesperes; saber qué te falta exactamente es el primer paso para lograrlo. ¿Y la música? ¿Qué pinta aquí la música si es que pinta algo? 
Jamás podría haber culminado esta introspección y el correspondiente post que aún estás leyendo de no ser por la música. Y es que todos esos lugares y personas con los cuales me he reencontrado cuentan con sus canciones, discos y artistas adheridos. Por ejemplo, mientras recorría las calles de cierta localidad madrileña, en mi mp3 sonaron un par de pistas del álbum Echoes, Silence, Patience & Grace de Foo Fighters. Aquel que tantas veces escuché en esas mismas calles cuando directamente yo era otra persona. No lo pude evitar y me sentí reconfortado.
De hecho, tal y como publiqué en facebook hace unos días: «En esta vida (y quién sabe si en la otra) puedes acabar echando de más cualquier cosa, ente, persona o animal de compañía... salvo una excepción». Así es, la música en general y el Rock en particular siempre estarán ahí para ayudarte no sólo a levantar después de caer, sino para ponértelo más fácil a la hora de aprender de los errores y de reconciliarte contigo mismo. Qué profundo, ¿verdad? 
Tal es así que, con tu permiso, me voy al sobre y dejo que repases mi parrafada y saques tus propias conclusiones. Recuerda la mía: no tener lo que te gustaría tener no es el problema, sino no saber exactamente qué quieres tener ni ser capaz de visualizarlo. Después de la teoría llegará el turno de la práctica, pero esa ya será otra reflexión gatuna. Una más de Echoes, Silence, Patience & Grace, por favor.


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