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Reflexiones para el año que comienza: de amor y de sombras.

Publicado el 30 diciembre 2012 por Rafael García Del Valle @erraticario

Vale, voy a hacer trampa. El artículo que sigue es del año pasado pero es que, tras repasar el archivo, me he parecido conmovedor yo mismo.

Ah… eran tiempos en que este blog se llamaba “amanecer2012″  –todo junto— y las ilusiones estaban a flor de piel. Estaba ilusionado porque apenas había descubierto eso de la contracultura, y pensaba que me toparía con gente interesada por la reflexión sincera y que, puesto que en el mundo de los “normales” el aprendizaje continuo y la contradicción derivada de ello son síntomas de debilidad intelectual, ya que el objetivo es tener razón a cualquier precio y enrocarse en una postura hasta acabar con el “enemigo”, en los mundos alternativos sería diferente.

Y tanto…

La sensación fue que, para no dar hostias, ofrecían cloroformo en pañuelos de seda y, al despertar, un buen chute de evasión. No sabía aún cuánto éxito habían alcanzado las dos frases más devastadoras para cualquier posible evolución del ser humano: “es tu opinión” y “no me resuena”. Apostaría lo que no tengo a que surgieron en alguna oficina de Langley, Virginia, durante algún “brainstorming” de esos en busca del método perfecto para la erradicación del pensamiento crítico –entendido como “conjunto de valores intelectuales que tratan de ir más allá de las impresiones y opiniones particulares”—, al tiempo que en otra oficina se inventaban cacharros electromagnéticos para justificar el presupuesto y aparentar que el lavado de cerebro es un asunto tecnológicamente muy complejo.

Si algo me ha quedado claro este año que termina, es que el amor verdadero surge del conocimiento, y el conocimiento requiere esfuerzo intelectual, primero, y exige voluntad de aplicación, después. La multitud pasa del conocimiento, y las iniciativas contraculturales más populares y masivas que tienen eso del cambio de conciencia por bandera promueven el “amor” pero niegan el esfuerzo intelectual, ergo… parece que queda un rato largo.

Conste que todo lo dicho no me resuena, y ni siquiera tengo claro si es mi opinión… así que “si mañana ya no me gusta, tendré otra”…

El texto que sigue fue publicado el 29/12/2011 y está inspirado en el documental adjunto de Bernhard Guenther, un tipo que también escribe entradas muy largas.

Reflexiones para el año que comienza: de amor y de sombras.

Como suele ocurrir en estas fechas, “amor” es la palabra clave que se repite sin cesar. Paz y felicidad para todos. Buenos deseos y mejores intenciones. Alegría, alegría, alegría, que dice el villancico. Todo parece tan sencillo… a lo que no puedo evitar preguntarme, si el amor es la solución a todos los problemas del mundo, ¿por qué no se resuelven de una maldita vez? Vale, a lo mejor se nos escapa eso de la paz mundial. Pero, diantres, ¿cuántas familias han alcanzado su paz grupal? En mi barrio, al menos, estas fechas son las más peligrosas para salir a la escalera de vecinos.

Parece claro que confundimos amor con todo tipo de emociones superficiales que dependen de algo exterior y con las que esperamos obtener una respuesta que nos resulte satisfactoria o placentera. Así, se convierte en una moneda de cambio, una herramienta con la que pretendemos lograr algo, como sentirnos acompañados, queridos, entretenernos, llenar algún vacío, divertirnos, etc. A fin de cuentas, damos amor para que los demás actúen de la manera que nos hace sentir bien. Podríamos decir aquello de ¿por qué lo llaman amor cuando quieren decir… deseo, pasión, sentimentalismo, compromiso, deber, chantaje… egoísmo, al fin y al cabo?

Y claro, ¡ay de quien no responda de la manera esperada! Porque entonces se le retirará todo el amor que no se merece, culpable de los celos y los llantos de quienes se sienten así despreciados… los miedos, en definitiva, y las necesidades de quienes le han vendido su amor y no han obtenido el beneficio esperado.

Reflexiones para el año que comienza: de amor y de sombras.No voy a entrar en definiciones elevadas del concepto “amor”, pero creo que dista mucho de una simple actitud positiva, amistosa, alegre y sonriente. Lo cual está muy bien, pero no cuando es reflejo de un estado ficticio, meramente evasivo de los problemas reales, ignorante de los verdaderos sentimientos y complaciente con las apariencias que otros esperan que sean proyectadas. En fin, no cuando convertimos la idea de amor en un anuncio de refrescos o cualquier producto de moda cuyas cancioncillas y modelos dan muy buen rollo, iluminan el día y suben la bilirrubina.

La gran mayoría se siente satisfecha con tal actitud. Se acepta que son apariencias, pero se subraya que favorecen las relaciones sociales. Claro que, en un mundo de relaciones superficiales, la superficialidad y el auto-engaño no son ningún obstáculo. Porque gracias a ello se tapa el miedo. El miedo a perder, a la soledad, al vacío, a la responsabilidad de asumir la vida con todas sus consecuencias.

Reflexiones para el año que comienza: de amor y de sombras.El amor, más allá de la emoción plastificada de los anuncios o del deseo caprichoso y antojadizo de cualquier personaje de  telenovelas, más allá incluso de las pelis de Julia Roberts y Richard Gere, se definan como se quieran definir, es un estado diferente de conciencia, un sentimiento de unidad, de empatía, que lo abarca todo, que conduce una identificación con la realidad que es, no con la que nos gustaría que fuera.

Y ahora entramos en el dichoso asunto del pensamiento positivo y su descafeinado entendimiento sobre la ley de atracción. Porque el mundo de la espiritualidad tiene mucho de anuncio de televisión. Que se lo pregunten si no a ciertos personajes del documental El secreto, claro ejemplo de cómo destrozar un pensamiento esotérico y espiritual para convertirlo en una herramienta consumista gracias a la cual todas nuestras necesidades y apegos son fácilmente cubiertos a cambio de una hermosa sonrisa y de que perdamos todo sentido del ridículo.

Esta vez me ahorro mis opiniones (ya expresadas en su día) y paso a citar a Rebeca Eigen en The Shadow Dance,

We’ve all met people who seem too sticky and gooey. They are “too nice” and sickeningly sweet. We sense that they are somehow being fake when we are around them and we feel we never really know them. They are, as the saying goes, “too good to be true.” These people are barricaded behind their mask or persona. They will deliberately avoid any kind of negative reaction or emotion. They refuse to be real and suffer the acceptance of their own dark side and this can be a dangerous thing. We are better off knowing about our dark side because as Jung put it “Whatever one does not live, lives against one.”

TraducciónTodos hemos conocido a personas que parecen ser demasiado pegajosas y viscosas. Son “muy agradables” y asquerosamente dulces. Tenemos la sensación, cuando estamos a su alrededor, de que de alguna manera son falsas y que no las conocemos realmente. Son, como dice el refrán, ”demasiado buenas para ser verdad.” Estas personas están atrincheradas detrás de su máscara o personaje. Deliberadamente evitan cualquier tipo de reacción o emoción negativa. Se niegan a ser reales y sufren la no aceptación de su propio lado oscuro, y esto puede ser algo peligroso. Es mejor que conozcamos nuestro lado oscuro, porque como lo expresó Jung, “Lo que uno no vive, vive contra uno”.

Reflexiones para el año que comienza: de amor y de sombras.En el documental adjunto al final de esta entrada, se cita un texto de Ken Wilber que dice algo así como que la verdadera compasión no es, bajo ningún concepto, agradable para nuestro ego. “Si no estás listo, encuentra al maestro new age de dulzura y luz que sonríe todo el tiempo y aprende a etiquetar tu ego con términos espirituales altisonantes. Pero aléjate de aquellos que practican la verdadera compasión, porque ellos te freirán el trasero, amigo”.

Muchos piensan que el cambio de conciencia ha de venir a través de una actitud enfocada en lo positivo. Pero un estado de conciencia basado en el amor poco o nada tiene que ver con esa espiritualidad agradable y descafeinada  que decide ignorar todo aquello que amenaza su ligera e iluminada vida y niega, por tanto, cualquier sombra con el pretexto de que altera los chakras y el correcto fluir de la kundalini.

Reflexiones para el año que comienza: de amor y de sombras.La sombra, si no es tenida en cuenta, se fortalece más y más y se manifiesta, sí o sí, a través de lo que Jung llamaba el inconsciente colectivo. Si queremos un auténtico cambio, hemos de empezar por ver las cosas tal y como son, actuar sobre ellas y así transformarlas. De otra forma, seguiremos viviendo la ilusión y el ideal, soñando con el futuro espléndido que nos espera si seguimos imaginando flores de loto y cúpulas de blanca luminiscencia.

Se trata de abrirse a la vulnerabilidad y no reprimir las emociones negativas, porque de ellas, de su aceptación y transformación es de donde surge el verdadero estado de amor. ”Uno no se hace iluminado al imaginar figuras de luz, sino al hacer consciente la oscuridad”, que decía C. G. Jung. Si no hay enfrentamiento con la sombra, no hay crecimiento espiritual que valga.

Reflexiones para el año que comienza: de amor y de sombras.

Pongamos por caso que damos con nuestros huesos en una pequeña aldea de no se sabe dónde, y que nos encontramos frente a una persona moribunda a la que no podemos salvar. Puede que sea por hambre, por enfermedad, por maltrato, da igual. ¿Cuál sería nuestra actitud “amorosa”?

Podríamos rebelarnos contra el mundo y acabar a patadas con todo lo que se nos ponga en el camino, dando rienda suelta a nuestra ira contra quienes han permitido que algo así pueda ocurrir.

Podríamos intentar sonreír y afirmar que todo está bien, que no nos debe afectar y que debemos seguir nuestro camino, que no podemos alterar nuestro centro energético por el bien de la nueva conciencia que está emergiendo.

Podríamos sentir el dolor de esa persona, sufrir su desamparo y dejar que nos inunde. La empatía nos haría transmutar su muerte en un acto de creación, es decir, de amor. Desde un simple gesto a una posterior reflexión artística o a un cambio sincero de vida. Tampoco le salvaríamos, pero su muerte serviría para darle sentido verdadero a nuestra existencia y quién sabe a la de cuántos más.

Las dos primeras opciones están relacionadas con ese tipo de decisiones por las que no es bueno ver las noticias, porque alimentamos el mundo con energías negativas y lo que debemos hacer es contrarrestarlas con pensamientos positivos. Sin embargo, la ira no sería sino el reflejo de nuestra sombra.  Una prueba de que la acción que nos enfurece ha resultado ser uno de esos espejos que reflejan nuestro lado oculto. Antes de ignorarla y cerrar los ojos, deberíamos preguntarnos por la parte de nosotros que permite que ocurran tales eventos en el mundo.

La tercera opción da mucho miedo, porque nos obliga a comprometer nuestra cómoda pasividad. Y entiéndase por pasividad cualquier participación en el sistema, desde la compra de un producto a la aceptación de todos los males porque necesitamos nuestro salario para llegar a fin de mes.

Una aceptación incondicional de que todo tiene un propósito y que éste se escapa a nuestro ego. Los juicios desaparecen y con ellos los planes de acción y las espectativas. Nada es bueno o malo, no existe el “debería ser” ni el “no debería ser”. Simplemente es. Y ante tal asunción sólo cabe la actuación acorde a nuestros principios. Aceptar nuestra responsabilidad como individuos y no esconder la cabeza bajo tierra, en definitiva.

¿Qué diferencia existe entre quienes eligen desconectar del mundo viendo el último capítulo de una serie de televisión cualquiera y quienes prefieren desconectar afirmando que su realidad está llena de verdes jardines y rayos mágicos de luz?

Reflexiones para el año que comienza: de amor y de sombras.No parece posible cambio alguno repitiendo que el amor lo es todo, deseando la paz en el mundo y afirmando que todo está bien si nadie se arriesga a realizar un trabajo personal sincero.  Si quienes afirman tales propósitos siguen actuando a través del miedo que reprimen y no quieren aceptar, si más allá de los ratos de meditación y estimulantes conferencias viven según las normas que rechazan porque no se atreven a desafiarlas con todas las consecuencias, si sus actos están llevados por la ignorante complacencia de “saberse” seres de luz.

La creación consciente se da cuando estamos conectados con nuestro verdadero yo, cuando nos convertimos en recipiente para que las energías superiores trabajen a través de nosotros. Y este alineamiento no garantiza necesariamente unas circunstancias personales “gratificantes”, al menos no siempre y no en todas las etapas del camino. Y si no, que se lo digan a los grandes maestros espirituales que en el mundo han sido… La creación responde a nuestro propósito superior, no a los deseos, anhelos y necesidades de una personalidad condicionada por el ego.

Hay un test muy útil para saber en qué grado de compromiso con dicho propósito estamos. Se basa en el siguiente discurso de Martin Luther King:

La cobardía pregunta: “¿Es seguro?”

La conveniencia pregunta: “¿Es políticamente aceptable?”

La vanidad pregunta: “¿Es popular?”

Pero la conciencia pregunta: “¿Es correcto?”

Y llega un momento en que uno ha de tomar una posición que no es segura, ni política, ni popular. Pero la adopta porque su propia conciencia le dice que es lo correcto.

Estaría bien que cada cual se lo aplicase a cada pequeño acto de su vida, a cualquier hora del día. Por supuesto, está permitido hacer trampas si eso calma los ánimos. En este mundo, sigue siendo necesario el auto-engaño para salvar vidas. De todas formas, de nada importa lo que pienses o quieras creer que piensas. El Universo ya conoce tus respuestas… por mucho que lo quieras ignorar…

–”El camino del guerrero”:
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Amor, realidad y tiempo de transición:


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