Resulta que cuando nace nuestro bebe, nos encontramos con que no se parece mucho a ese bebe que habíamos imaginado-soñado. Y no me refiero tanto al aspecto físico (que también suele diferir bastante, jeje), sino a que nuestro bebe no espera 3 horas para querer comer , ni se queda feliz en su cuna como nos habían contado...Y lo que mas nos sorprende (y que no estaba en nuestros planes) es que ESE bebe quiere siempre, y cuando digo siempre es "Siempre", estar en nuestros brazos...Y no es tan raro si lo pensamos...Nuestros brazos son su refugio, su lugar seguro. Pero claro, Así no podemos vivir!!! No podemos comer, ni ir al baño solas, ni bañarnos, mucho menos charlar con alguien por teléfono, porque nuestro bebe LLORA. Llora cuando lo dejamos en la cuna, y no lo entendemos...Nadie nos aviso que necesitaría disponibilidad las 24 horas del día!Por si esto fuera poco, los momentos de mayor estrés del bebe casi siempre coinciden con nuestro momento de hambre...No me digan que no es verdad!Sin embargo, la situación menos pensada yo creo que es (en realidad en mi caso lo fue), es la inmensa soledad en que nos vemos envuelta luego de pasados los primeros días de visitas y el sentimiento de "novedad" en la familia y amigos...Nos encontramos encerradas dentro de casa con nuestro bebe.Salir es toda una odisea, hasta que aprendemos a organizarnos...hace frió, hay mucho ruido, justo se duerme cuando vamos a salir y no lo queremos despertar...etc, etc...Y a veces sentimos un gran desborde emocional con nuestro bebe en brazos y nadie para ayudarnos...Desaparecen el mundo social, las conversaciones entre adultos, la autonomía, el tiempo para nosotras...y sentimos que dejamos de existir como personas valoradas por los demás... Y ahí, entramos en el gran paradigma: Queremos criar a nuestros bebes con amor, sin embargo al mismo tiempo, necesitamos con desesperación volver a ser NOSOTRAS MISMAS...Continuara...