
Me he quedado subyugada con esta imagen y este eslogan, que con permiso de Azucena Santillán hago mío y adopto como si me fuera la vida en ello. Os animo a leer el artículo de Azucena que ha inspirado este, «Lectura crítica como estrategia para el aprendizaje delproceso de investigación» Constantemente lanzo proclamas sobre la profesionalidad, capacidad docente, investigadora de las enfermeras... esas capacidades que no siempre se nos presupone y que debemos a diario demostrar... 25 horas al día 8 días a la semana. También estas últimas entradas he declarado mi guerra particular a los malos profesionales de la salud mostrándolos en su cruda realidad como un enorme tumor que crece y crece sin que nadie se anime a tomar el bisturí y extirparlo o desbridarlo (algo más nuestro) de una dichosa vez.
Está claro que no todo es tan bonito como nos gustaría. Son unos pocos (y muy válidos la mayoría) los profesionales de la enfermería que llevan las riendas y tiran del carro hacia delante (aunque no se mueva nada de nada...) y los demás se dedican a observar. Cuando se habla de que el avance de nuestra profesión debe ser una labor de todos y de todas, muchos se arrullan en sus propias y soporíferas excusas y manifiestan que ellos no tienen tiempo, no pueden, no tienen recursos ni apoyos, que sus contratos son eventuales... bla y bla.
Vale... no todos nos podemos o debemos lanzarnos a investigar. No debe ser un algo loco o fútil; debe surgir de una curiosidad, de una inquietud, de una necesidad. De un afán de mejorar, de explicar, de avanzar, en definitiva. Y, por supuesto y creo que fundamental, hay que saber investigar. Pero supongo que este último es el menor de los problemas. Lo que no se sabe se aprende... todo se aprende en esta vida, sobre todo cuando se tiene ganas.
Aceptamos, por tanto, la conclusión de que no todos vamos a investigar. Pero dado que esto es así... por lo menos leamos lo que investigan otros. Aprendamos de y con su trabajo. Apliquemos lo aprendido y mejoremos nuestra práctica enfermera diaria. Ellos investigan para algo. Sus conclusiones dan respuestas a algo. Y nuestra labor cotidiana debe modificarse y evolucionar en base a esas evidencias obtenidas, a esas respuestas conseguidas. Recordemos que en Cuidados nada es inamovible, todo es cuestionable, discutible y, sobre todo, mejorable.
Esas frases casposas y siempre irritantes: «Esto siempre se ha hecho así» o «Si siempre ha funcionado esto para qué cambiarlo» o «si el médico no me lo dice... preguntemos a ver qué opina»... esta última, tiene el poder de matarme cuando la oigo... Hace pocos días la leí en un foro, pero ya estoy mejor.
Si deseas que te llamen «pinchaculos», «ponebatas», «sivercafés»... o «ateese» y «oyetú...» no investigues ni leas lo que investigan otros. El conformismo y la inacción, el pasotismo, es la peor lacra para una enfermera. Es necesario desear hacer nuestro trabajo cada día mejor y, como todas no podemos investigar, por lo menos lee, estudia y aplica lo que escriben otras y mejora tu trabajo y tu labor. Contagia a tus compañeros de este deseo de saber y mejorar... te aseguro que es contagioso y mejor aún, adictivo. Porque cuando los enfermos a los que cuidas, atiendes y curas salen beneficiados de tus cuidados basados en evidencias e investigaciones (propias o ajenas) eso produce tal subidón que solo se desea más y más... créeme es impresionante.
Prueba y, cuando lo hagas, ya no podrás parar. Y si tus compañeros no te siguen, da igual. Hazlo tú. Para empezar a moverse y caminar, primero hay que lanzar un pie hacia delante. Y después el otro...
Y por ahora nada más. Cuidaos, por favor...