En primer lugar, celebrar que, después de tanto tiempo, a mi, por lo menos, me ha parecido mucho, hayas vuelto por aquí. Yo llegué a pensar que te habías enfadado por algo, porque sé que eres muy susceptible y yo doy muchos motivos para el enfado de mis amigos,
Luego, como siempre, planteas puntos muy interesantes de discusión.
Efectivamente, el conejo, para mí, de la izquierda se ha dormido ¿en qué laureles?, y el lobo del neoliberalismo capitalista necon ha llegado y se lo ha comido, y el problema es que no hay repuesto para ese conejo izquierdista y perezoso porque las nuevas generaciones parece que nacen ya con el espíritu político desactivado.
Eso es lo que pretende remediar la izquierda proponiendo asignaturas como ésa de “Educación para la ciudadanía” o similares y por ello se opone con tanta ferocidad la ultraderecha a que tal materia se imparta.
Hay quienes piensan que ésta es una asignatura que sólo se propone en España, craso error, dicha materia cumple con una recomendación del Consejo de Europa, en el año 2002, en la que se afirma “que la educación para la ciudadanía democrática es esencial para la misión principal del Consejo, como es promover una sociedad libre, tolerante y justa, además de contribuir a la defensa de los valores y los principios de libertad, pluralismo, derechos humanos y Estado de Derecho, que constituyen los fundamentos de la democracia. Para ello recomienda a los Gobiernos de los Estados miembros que hagan de la educación para la ciudadanía democrática un objetivo prioritario de las políticas y reformas educativas”. (Wikipedia).
Pero, volviendo a tu interesante comentario: yo tengo la duda de si los nuevos conejos no saldrán ya de la madriguera creyendo que el capitalismo liberal neocon es el pensamiento único posible porque cualquier otro planteamiento de un sistema político económico distinto se considerará, si es que alguien se atreve a proponerlo, como una auténtica herejía y el que lo haga irá directo a todas las hogueras de la ciencia política.
Dices tú que el neoliberalismo es “una política que basa sus creencias en la naturaleza de los animales, sin pararse a reconocer para qué sirve la inteligencia ¿Para seguir las leyes de lo salvaje...? Entonces ¿Qué entendemos como salvajes o como civilizados...?¿Es civilizado seguir las pautas de lo salvaje para el desarrollo de la humanidad?..¿Es inteligente una civilización que no es capaz de asegurar el bienestar y la supervivencia a todos los de su especie...? ¿A caso es de humanos acaparar riquezas y condenar a otros a morir de hambre...?”.
Comenzando por el final, no tengo más remedio que responder a la primera parte de tu última interrogación “¿acaso es humano acaparar riquezas...?" con el más rotundo de los síes, claro que es humano, demasiado humano, diría yo parafraseando a Nietszche, la avaricia es una de las más poderosas pasiones humanas y yo me atrevería incluso a afirmar que es una de las más naturales puesto que se inspira en el que es, quizá, el más fuerte de nuestros instintos naturales, del de conservación. El apetito irracional que despierta el dinero, en tanto en cuanto sirve para adquirir todos los bienes materiales, es irreprimible si no se atempera con ese otro instinto de la compasión.
Y es que, en los seres bien constituidos, es tan humana la tendencia a gozar como la de evitar a los demás el sufrimiento.
Por eso resulta tan lógica tu equiparación del que explota a otros seres humanos con el salvaje, porque la educación, la formación del hombre o no es nada o radica sobre todo en la eliminación en la persona civilizada de toda reminiscencia de su natural animalidad.
Y, aquí, es inevitable la referencia a la tesis fundamental del liberalismo mercantilista: el hombre al buscar su lucro personal provoca naturalmente el incremento de la riqueza de todas las naciones. Más o menos ésta es la tesis fundamental de Adam Smith, en su libro “La riqueza de las naciones”, que sus seguidores llevaron a tal extremo que ahora cualquiera que se atreva a discutir que es el libre ejercicio de la actividad económica del hombre, buscando su propio y exclusivo beneficio, lo que consigue, ayudado por la mano tan poderosa como invisible de los mercados, la autoregulación universal de la economía, es considerado no como un hereje sino como un perfecto imbécil.
Como es bien sabido por todo el que me lee, yo soy ferviente partidario del otro gran sabio de la teoría económica. Partiendo casi de la misma base que Smith, puesto que ambos pensaban que la economía es el sustrato esencial de todas las actividades humanas, todo es economía, más o menos, dijo Marx, éste cayó en el error opuesto ya que consideró que el final de la lucha de clases acabaría en una dictadura del proletariado, que impondría a los mercados sus rigurosas leyes políticas.
La historia se ha encargado de situar a cada uno de ellos en su lugar. Mientras el marxismo, teóricamente, casi está arrumbado en los perdidos anaqueles de las bibliotecas, el liberalismo ha adquirido tal pujanza que ya nadie se atreve a discutirlo, lo que está llevando a la humanidad a esta etapa de radical salvajismo a la que tú te refieres.
Y lo peor es que, como antes apuntaba, los nuevos conejos que salgan de las madrigueras mucho me temo que no tengan ocasión de leer siquiera a Marx, si no nacen en China, claro, por lo que creo yo que vamos a tener neoliberalcapitalismo neocon para rato.
Y si no, que se lo pregunten a esos nuevos “think tanks” que están profliferando como hongos bajo la inspiracion del “Tea Party”.