Una digresión previa... Sé que abuso de los puntos suspensivos, pero no es tanto un recurso estilístico -que sí que lo es- como algo que aflora desde mi subconsciente por culpa de ese afán de dudar del que hablaba Dante y que se hace explícito en la frase que sirve de pie a todas las entradas del blog. La Ortografía de la RAE le dedica a ellos, a los puntos suspensivos, y a su correcto uso, nada menos que siete páginas: "Cuando su uso responde a necesidades expresivas de carácter subjetivo, -dice- funcionan como indicadores de modalidad, pues aportan información sobre la actitud o intención del hablante en relación con el contenido del mensaje"... ¿Queda claro el por qué del abuso?... ¿No?... ¡Vaya por Dios!, pues lo siento...
Y qué decir sobre ese "pues tanto como saber me agrada dudar" dantesco... Mi siempre admirada Hannah Arendt, p
ara la que "saber" y "comprender" son los dos ejes sobre los que pivotan todas sus obras, atribuyó a la teoría política la tarea de indicarnos cómo comprender y apreciar la libertad en el mundo y no la de enseñarnos como cambiarlo. Cambiarlo -dice- es cosa de aquellos [¿los políticos?] que aman actuar concertadamente y no del solitario trabajo de los téoricos...El origen de esta entrada está en una interesante conversación mantenida hace unos días, vía mensaje privado a través del Facebook, con el cabeza de lista de una de las candidaturas españolas al Parlamento europeo. Ni que decir tiene que no concidimos en casi nada, pero que agradezco muy sinceramente la deferencia que tuvo conmigo al permitirme esa conversación fluida y amistosa durante unos minutos que me supieron a poco. Entre los asuntos comentados, saltó el de la opción federal...
De federalismo están hablando mucho en estos últimos tiempos nuestros políticos. Sin mucho rigor, la verdad sea dicha. ¿Por insuficiencias teóricas o por mero oportunismo? Probablemente por las dos cosas. Y es que como dice Roberto Luis Blanco Váldés, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela en su libro "Los rostros del federalismo" (Alianza, Madrid, 2012) "no hay federalismo, sino federalismos", tantos como Estados federales (o teóricamente federales) existen.La experiencia federal carece de ensayos prácticos en nuestro país. El proyecto de Constitución federal de 1873, aun aprobado por las Cortes republicanas, no llegó a promulgarse, y sin embargo dio lugar y ocasión a lo que se ha denominado la "revolución cantonal" de la que tanto fruto literario sacaron Benito Pérez Galdós en "La Primera República" (1911), o Ramón J. Sénder en "Mr. Witt en el Cantón" (1935). Como planteamiento teórico el federalismo español tiene su mayor y mejor ponente en la figura de Francisco Pi y Margall, pero también merecen atención al respecto los planteamientos que dejara explícitos José Ortega y Gasset en su "La redención de las provincias" (1931).Escuchar hoy a algunos políticos españoles hablar de federalismo es como hacer un brindis al sol. Ninguno pasa de ese enunciado: "¡Hay que federalizar España!", proclaman con énfasis, pero no añaden nada más... Ni la menor puntualización; si acaso, una mención de pasada a la necesidad de convertir el Senado en la Cámara territorial que la Constitución parecía prever... De federalismo ya he escrito en otras ocasiones en el blog. Soy un federalista convicto y confeso. Incluso en la página cabecera que sirve de presentación a "Desde el trópico de Cáncer" lo enunció explícitamente cuando lo considero "el marco idóneo en el que desenvolver el autogobierno de los pueblos y los Estados". Por esa firme convicción, traigo hasta la entrada dos artículos que reflejan con bastante exactitud lo que yo, como ellos, entiendo por federalismo: "El horizonte federal de España" (2011), de Javier Tajadura Tejada, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad del País Vasco, y el titulado "Déjense fotografiar con la bandera española" (2014), del diplomático Juan Claudio de Ramón.
Pero si de verdad quieren ustedes saber en qué consiste el federalismo no tienen más remedio que recurrir a la lectura de un libro: "El Federalista", escrito por los "ilustrados" norteamericanos James Madison, Alexander Hamilton y John Jay a finales del siglo XVIII, que recopila todos los artículos de prensa escritos por los citados bajo el seudónimo de "Publius", entre 1787 y 1789, en defensa del proyecto de Constitución federal de los Estados Unidos de América. Todo un clásico, quizá el mejor libro de ciencia política de la Historia, cuya lectura, estudio y comprensión, para muchos tratadistas, equivale -con suficiencia- a una maestría de postgrado en dicha materia. Pueden descargarlo, completo en el enlace anterior. Espero que disfruten de su lectura, así como de los otros enlaces de la entrada.
Sean felices, por favor. Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt
Entrada núm. 2051
[email protected]http://harendt.blogspot.comPues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri