Por DIEGO BERTOLUCCI *
La Intolerancia (No Tolerar) tiene su fuente en una disposición común a todos los hombres que es la de imponer o pretender imponer a los demás sus propias creencias, sus propias convicciones, de lo que cada individuo supone tener el poder para imponerlas convencido además de la legitimidad de su propia creencia.
Dos son los aspectos esenciales de LA INTOLERANCIA:
1) la desaprobación de las creencias y convicciones de los demás imponiéndoles las nuestras.
2) el poder de impedir a los demás pensar y vivir como les plazca tal vez hasta un tipo de vida condicionado por nuestros valores y pensamientos.
LA INTOLERANCIA tiene raíces biológicas que en los animales se manifiesta bajo la forma de defensa del territorio y en el humano su origen se encuentra en reacciones puramente emocionales de su Yo: “no nos gustan los que son distintos a nosotros a lo que creemos o sentimos”.
LA INTOLERANCIA se ve como un aspecto natural en el niño como una pre-socialización al igual que el instinto de apoderarse de todo lo que le agrada en el ejercicio omnímodo de su voluntad de su querer o apetencia.
De esto se deriva que la tolerancia es un aprendizaje que requiere una permanente auto-educación, entender en masonería que la tolerancia se inicia a partir de que YO y EL OTRO somos uno mismo semejantes pero distintos donde el diálogo yo-tú es una relación comprensiva de lo nuestro como individuos.
En la vida cotidiana estamos expuestos a la experiencia de lo diferente y aunque se estudien las teorías de la diferencia o se presta normalmente suficiente atención al tópico de la intolerancia espontánea, pues ésta escapa a toda definición y a todo análisis crítico es una reacción que hunde sus raíces en un inconsciente manipulado por valores familiares, grupales o étnicos.
LA INTOLERANCIA más peligrosa es siempre la que nace de los impulsos elementales al margen de toda doctrina o pensamiento y ahí radica la dificultad para aislarla y refutarla con ayuda de argumentos racionales. Una persona me es antipática a primera vista y no la tolero sin saber por qué es un impulso emotivo y aparentemente irracional al que difícilmente se le puede poner valla racional. Sin embargo debe superarse esta actitud tratando de comprender qué es el otro, es decir aprehender, captar y aceptar la diferencia.
LA TOLERANCIA es una conquista personal una virtud elaborada entorno a la creencia y convicción que cada individuo es diferente y que el espacio de encuentro implica la aceptación del pluralismo de las individualidades.
La aceptación “del otro en mí” implica el plano de la igualdad de lo ajeno con lo mío, para lo cual se debe pasar por estados espirituales de trabajo de nuestra piedra bruta con humildad y constancia:
1- Es necesario devastar la piedra pensando primero en que se tolera lo que se desaprueba pero no se puede impedir éste es el umbral mínimo de la tolerancia: la imposibilidad de impedir y la posibilidad de aceptar lo otro.
2- El segundo estado de trabajo interior es la voluntad de intentar y comprender las convicciones del otro -que no implica adherirse a ellas- sólo comprenderlas. Ese es el intento de suspensión de la violencia o intolerancia espontánea por el conocimiento del otro.
3- La etapa decisiva y final es aquélla en que se reconoce el derecho al error personal unido a la idea que cada cual tiene el derecho de sostener sus propias convicciones basadas en la libertad interna de la elección de sus creencias.
El trabajo en Logia debe trazar geométricamente el dialogo sobre las creencias y convicciones dentro de la ética de la discusión que presupone haber llegado a esta tercera etapa del trabajo personal de la piedra bruta.
LA INTOLERANCIA es uno de los más funestos enemigos de la masonería como sendero del conocimiento y la comprensión de lo humano y su totalidad y su totalidad es siempre la expresión del reconocimiento que la confrontación de ideas asegura la cohesión de una vida e identidad colectiva dejando de lado la supremacía de mi propio ser en detrimento de los demás y del orden natural en virtud del cual los seres humanos somos idénticos y distintos.
Así LA TOLERANCIA es la resultante del ejercicio de la libertad de cada uno en igualdad de derechos con los otros en un punto de encuentro que es el ejercicio de la libre expresión produciendo una cierta hermandad o fraternidad en la convivencia de los opuestos en un acto de unidad basado en la libertad e igualdad de todos y de cada uno.
Este concepto de la tolerancia llevado al campo de las ideas políticas implica el concepto de la libertad y el de la igualdad como elementos fundamentales de la Justicia Social y el Bien Común. La universalidad de la aceptación de estas ideas es el Estado Social de Derecho.
(*)DIEGO BERTOLUCCI es Ex-Gran Maestro de la Gran Logia Simbólica del Paraguay