Es ciertamente frustrante darse cuenta que con el paso de los siglos las personas no aprendamos de los errores de nuestros antepasados. Hay por ahí una especie de conciencia colectiva, que con el paso de los tiempos sigue siendo analfabeta. Parece que los indiviudos, algunos, somos capaces de aprender. Pero si juntamos unos cuantos nos conervitmos en escoria intelectual.
Constato el razonamiento, tantas veces escuchado, de que antes nos fiabamos a los dioses. Ahora nos fiamos a los gobiernos, a los políticos. Creo que lo repito por enesima vez. No es nada nuevo en este blog. Es el eterno retorno. Y vuelvo a repetirme.
Los humanos somos seres vivos que tienen conciencia de si mismos, de lo que son. Manda huevos. El Creador ahí nos la jugó. Sabemos lo que somos y lo que pasa. Controlamos el asunto. Pero no lo aceptamos. Tratamos de salirnos por la tangente. Los sacerdotes hacían sacrificios a los dioses. Los herejes eran quemados en la hoguera. Alemania elige democráticamente a Hitler. Stalin campa a sus anchas por la ancha estepa polvorienta. (Vaya mierda de juego de palabras)
Como sabemos lo que somos, creemos que podemos controlarnos. El instituto nacional de estadística toma un montón de datos y prevemos. Organizamos. Controlamos. Somos unos ególatras.
El hombre es hombre porque piensa. Y cada uno piensa de forma distinta. Y cada uno quiere imponer su forma de pensar. Si todos tenemos una opinión y un culo, y nuestra opinión y nuestro culo son los únicos que no apestan... somos unos ególatras.
La única Verdad, constatada hasta la fecha de hoy por la Historia es que cuanto más tratamos de organizarnos, de darnos reglas, de sistematizar nuestras relaciones, más salta todo por los aires. Esto es una verdad empírica. A día de hoy no hay ningún sistema que resista el paso del tiempo.
Creo que el Pecado Original, si de verdad existe, es el de egolatría. El de creer que por el mero hecho de tener conciencia de lo que somos, de que moriremos, podemos controlar este complejo mundo. Es imposible. Quizá más nos valiera aceptar nuestra condicion de animales, al noventa y mucho por ciento. Aceptar nuestra condición de seres finitos y trata de aprovechar el tiempo que tengamos en vivir nuestra vida, no la de los demás, lo mejor posible. Al fin y al cabo, se trata de continuar y mejorar la especie.
Eso es la libertad, al menos para mi. Cuando aceptas los hechos, conforme son. Y no conforme nos gustaría que fueran. Esas son las reglas del juego, y si las conoces el juego es mucho más divertido.