Revista Mundo animal

Reflexiones urbanas

Por Alvalufer

Últimamente, a raíz de mi proyecto de máster, estoy pateándome mucho la calle y haciendo encuestas a diferentes sectores de la población. No me hacía falta vivir esta experiencia para darme cuenta de lo que voy a contar en esta entrada, los que me conocen o siguen el blog ya sabrán que no me gusta del todo mucho de lo que veo en los ambientes naturalistas, y veo que hay que profundizar mucho en educación ambiental.

Como decía, estoy haciendo encuestas a ciudadanos que pasean por los parques, a trabajadores de los parques, a vecinos de la ciudad,etc. En cierto modo las encuestas giran en torno a las cotorras de Kramer, especie que junto a la cotorra argentina se ha convertido en una de las aves exóticas invasoras más conocidas por el público general. O eso creía yo, porque a decir verdad voy camino de las 300 encuestas y solo una persona ha sabido decirme el nombre de la especie. Especialmente llamativo me ha parecido estar en el parque más popular de Sevilla, con más de 100 cotorras de Kramer e infinidad de nidos a diez metros sobre nuestras cabezas, y que los encuestados me dijeran que nunca han visto ese ave en Sevilla y no la han oído tampoco -recuerdo, son cotorras verdes, grandes, muy ruidosas… ¡y las teníamos sobre nuestras cabezas!-.

Reflexiones urbanas

No me estoy riendo de la gente, al revés, estas encuestas están siendo de las mejores experiencias que he vivido en los últimos tiempos, estoy aprendiendo muchísimo hablando sobre aves en la ciudad con la variedad tan grande de personas  con las que estoy parándome por las calles. Y toda esta experiencia, además de otras muchas en las que suelo estar, me están enriqueciendo más que estar rodeado de biólogos, y lo digo de verdad, a nivel personal así lo siento.

Me llama la atención un detalle, la amplia mayoría de las personas no han sabido identificar ni una especie de veinte que les presentaba. Entre  ellas estaban el gorrión, el jilguero, el verderón, el vencejo, la cigüeña, la lechuza, el mirlo o el cernícalo primilla, ¿qué falla?. En el ambiente estudiantil o en el ambiente de voluntariados en el que me he movido durante años siempre había cierto nivel, aunque fuera elemental, y la práctica totalidad de amigos pajareros o bichólogos que conozco suelen hablar con cierto nivel  y piensan que a  la gente les interesa mínimamente y saben algo básico. Pues no, o al menos no tiene porqué, hay infinidad de personas a las que no les gusta la naturaleza, ni les interesa, ni saben identificar ni lo más mínimo. Podemos aislarnos, asimilar que nos digan “jipilonguis” o “ecologistas”, o podemos acercar nuestra pasión y transmitirla por todas las vías posibles, a ver si la introducimos en más gente.

Acudo desde hace años a infinidad de charlas, voluntariados y actividades de todo tipo, y a decir verdad casi siempre conozco a parte de los asistentes, porque siempre somos los mismos pesados que vamos a los mismos saraos, gente a las que les gusta el senderismo, que son ecologistas y que saben de animales. Buena parte de estas actividades son elementales, para concienciar, para informar…¡pero los que acuden (o acudimos) somos gente que ya estamos concienciados y que sabemos del tema!. Hay un enorme nicho vacío que a mi juicio es sobre el que hay que trabajar, hay que cambiar el mensaje o adaptarlo pero llegar a otros niveles sociales, a gente con otros intereses, a los profesionales que trabajan en parques y jardines, a guías turísticos y a una gran masa de la ciudadanía que no ha sabido, no ha podido (o no ha querido) tener entre sus campos de interés el campo. No sé si termino de explicarme, hay que trabajar aún mucho en educación ambiental, porque aunque está perfecto ( y lo recalco, perfecto) que acudan estudiantes de ambientales y biología a reforestar una zona, sigue habiendo miles de personas a las que enganchar y que no saben ni que tienen miles de vencejos sobrevolándoles o que hay animales que predan sobre otros animales que causan molestias al humano, por lo que puede ser bueno tenerlos cerca.

Reflexiones urbanas

Hay infinidad de barrios, asociaciones de vecinos, centros cívicos, encuentros de gente inquieta… todo un mundo por explotar en el que mostrar a los vecinos la importancia de la ciencia,  la importancia de apostar por el conocimiento, las aves que pueden encontrar en su barrio, la importancia de los parques, y otro sinfín de historias que se me ocurren. Parece que ya se está moviendo el tema y hay charlas en bares y pubs, o safaris urbanos, o actividades para no iniciados. Me encanta esa línea, y por supuesto, la línea de ir a escuelas e institutos, ahí si que haría  yo trabajo duro. Me duele, aunque me llena de energía y me incita a ponerme las pilas, haber hablado con tanta gente que en un dibujo no saben reconocer un jilguero. Y ojo, que yo soy muy crítico con la sociedad, y que hoy en día si pones un poco de interés con todas las facilidades que hay puedes aprender solo, pero bueno, veo que se debería hacer un esfuerzo por acercar la biología de la conservación, el naturalismo, el contacto con el medio ambiente y por supuesto, la ciencia y el método científico, a aquellos rincones que no son los más obvios.

Siempre he echado en falta en mis ambientes un poco de perspectiva, perspectiva como la que he intentado mostrar aquí, por hacer un simil, igual que muchas veces parece que los futbolistas viven en su mundo y no son conscientes de la realidad, también veo que hay biólogos y naturalistas que viven en su mundo y no son conscientes de cómo es la sociedad y cómo hacer llegar su mensaje. Algunos creen que todo el mundo sabe diferenciar un buitre leonado de un buitre negro, y  que el que no sabe es un “paquete, si eso es super fácil”, son una minoría los que afirman ese tipo de cosas, pero lo he vivido en no pocas ocasiones. Conozco gente que prácticamente no tienen amigos ni tienen círculos fuera de estos del campeo, y en lo que a mí respecta, pienso lo contrario, tener amigos de todo tipo y tratar con gente alejada a estos mundillos me parece el acto más sano que puede haber. Te permite ver la realidad, te aleja, te permite bucear en el nivel real de conocimiento de la sociedad y en qué contenidos flaquean, puedes observar su curiosidad hacía donde va dirigida y de qué manera se capta su atención.

Si no hablas con mucha gente que no tienen formación específica en nada de naturaleza puede que no percibas muchas cosas, por ejemplo prácticamente nadie me ha creído respecto a que la abubilla y el abejaruco son aves propias de aquí y se pueden ver hasta en parques de la ciudad, y les han encantado saberlo, igual en una posible charla se puede entrar por ahí a gente que no sabe nada. Es un ejemplo tonto, pero aunque siempre me ha producido satisfacción acercar lo poco que sé a los que no tienen formación alguna cada vez es una línea que me parece más primordial. A la luz de las experiencias de estos meses se me están ocurriendo muchas ideas, tiempo al tiempo.


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