El Poder busca la adhesión de sus partidarios en la hipocresía y la bajeza ética que proporciona la atracción del estimulo de la misma naturaleza del poder que crea la corrupción en la que se sustenta el sistema de dominación.
La relatividad del sufrimiento o del dolor (según se mire) que infringe la explotación, la humillación o el sometimiento, no debe ser del todo clara si todavía no existe una clara percepción del sistema de dominación.
La revolución no puede enmascararse detrás de una ideología que conduce al autoengaño, la revolución es la conciencia de la ética llevada a la práctica.
En una sociedad jerarquizada hay gobernantes y gobernados, pero dentro de los gobernados también hay dominados y dominadores que perpetúan el sistema porque la dominación es un síntoma de la corrupción generalizada de la sociedad que destruye la integridad del individuo.
En una sociedad corrupta los detentores del Poder gestionan y controlan la corrupción para preservar el Poder.
La revolución será ética o no será.
La naturaleza o la cualidad de la violencia puede tener dos vertientes, la perversa y sometedora que consistiría en la premeditación y en la planificación de la misma, y la espontánea que consistiría en la defensiva y liberadora. El Poder o Estado Capitalista reencarna la violencia perversa sometiendo a sus súbditos que la aceptan y la toleran según sus intereses más inmediatos a la vez que la ponen constantemente en práctica entre ellos de diversas formas. El acto defensivo contra la violencia para liberarse de ella aún suponiendo en última instancia violencia (de diversas formas) para contrarrestarla es legítima siempre que atente en general contra la vida de uno mismo o de otro.
El Poder mata espiritualmente a los más incompetentes e inadaptados socialmente con drogas, alcohol y entretenimiento, haciéndolos sentir culpables de su desgraciada vida improductiva y carente de sentido.
Un ser sin espíritu no se puede rebelar contra nada ni contra nadie, es decir, es un ser dependiente y sumiso carente de auto-estima y estima al prójimo.
Quien domina el arte de la interpretación puede engañar fácilmente, porque lo que hace la gente normalmente es formarse imágenes preconcebidas que han sido procesadas previamente por la visión que les ha impuesto la cultura a través de la propaganda.
La libertad consiste en no crear imágenes preconcebidas de los otros.
La sociedad ha creado el Estado para que sus miembros puedan sentirse seguros del peligro que entrañan los propios individuos que integran la sociedad y del resto de los Estados que están en competencia mutua permanente, de esta forma, la violencia sólo puede ser concebida y practicada por el Estado que a la vez que la fomenta y utiliza por medio de la competitividad (violencia estructural e institutonacionalizada por medios familiares y educativos) que surge del aparato propagandístico del sistema capitalista, la refuerza con sus métodos de violencia por medio de la coerción vía policial y militar que aseguran la reproducción del sistema de dominación capitalista que sustenta el Estado y que a la vez también protege a sus súbditos mediante su adhesión y pertenencia a la máxima institución de Poder que controla sus vidas. En este contexto el Estado representa la institución mafiosa por excelencia al ser una organización social que otorga a sus súbditos seguridad a cambio de dinero vía impuestos.
La conciencia contiene toda la información del mundo y de lo que somos más la de nuestro espíritu.
La invasión de información a la que estamos sometidos constantemente sirve entre otras cosas para desviar nuestra mirada al centro de atención que dirige el Poder para someternos a su voluntad.