Revista Opinión
Leo en el diario El Correo una información que erosiona aún más mi confianza en la democracia española. Mientras se niega una reforma de la ley de régimen electoral, que garantice la representatividad y proporcionalidad del voto, se acepta una enmienda que legitima la expulsión de los Ayuntamientos de aquellas personas que respresenten a las agrupaciones locales que se consideren vinculadas a Batasuna. Tan inaudito como incomprensible, máxime en un contexto en el que la izquierda abertzale apuesta por las vías exclusivamente pacíficas y rechaza el uso de la violencia con fines políticos. Es cierto que esta enmienda está aún pendiente de debate y no se aprobará en ningún caso antes del mes de febrero, pero aún así podría estar en vigor de cara a los próximos comicios municipales y forales de mayo de 2011.Alguien tendrá que explicarnos algún día cómo es posible que la ley de régimen electoral sea intocable cuando se trata de reparar una injusticia de la que es víctima Izquierda Unida y, en cambio, se pueda modificar ad hoc cuando se trata de beneficiar a PSOE y PP en Euskadi, dejando fuera de las instituciones a Batasuna para que socialistas y populares ejerzan un poder del que carecen. Estas dos formaciones políticas, con la connivencia de PNV y CIU, juegan siempre con las cartas marcadas, estableciendo unas reglas acordes con sus intereses. En el fondo, tiene su lógica. Al fin y al cabo, tienen el mismo amo -el mercado- y por ello les sobramos quienes denunciamos sus abusos, sus atropellos y sus tropelías para alimentar la bestia del capitalismo, que como Saturno termina por devorar a sus propios hijos.