OBRAS
REFORMA Y AMPLIACIÓN DEL EDIFICIO DORLETA DEL CAMPUS ESKORIATZA · 3/2/2022
El proyecto es resultado de un proceso participativo de diagnóstico compartido que tiene como objetivo repensar los espacios del campus de Eskoriatza de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (HUHEZI) de Mondragon Unibertsitatea. Se trata de un proyecto transversal que busca espacializar las características y necesidades específicas (pedagógicas, relacionales y afectivas), tanto presentes como futuras, de la comunidad que conforma la facultad.
El proyecto propone mantener la estructura de hormigón del edificio Dorleta, con una luz transversal de 11 metros adecuada para los espacios polivalentes de aprendizaje, sumándole una nueva crujía de 6 metros. Esta adición permite que la superficie del antiguo edificio se convierta en una especie de aulario adaptable, y que la nueva crujía absorba tanto las circulaciones como las actividades más informales de los procesos de aprendizaje de sus habitantes.
Fotografía: Mikel Eskauriaza
Esta estrategia se adapta y amplía en planta baja para alojar, entre otros usos, la pieza de KoLaborategia, el 'Laboratorio de educación y comunicación para la sociedad digital'. El espacio intermedio entre éste y la antigua estructura conforma el nuevo hall, lugar de encuentro principal del campus y denominado como 'Hondartza', la Playa. El proceso nombró así los espacios que debían ser indeterminados, dejados en crudo: espacios con vocación de ser apropiados para diversos usos, espacios adaptables en el tiempo.
La flexibilidad que exigen las nuevas propuestas pedagógicas obligan a ensayar nuevos tipos de aulas. Estos espacios se definen como áreas de aprendizaje flexibles, relativamente inacabados, en los que las instalaciones se concentran en los techos. Techos donde se ubican la mayoría de los dispositivos que garantizan la adaptabilidad de estos espacios a un proceso pedagógico que exige ser cambiante en el tiempo. En estos techos se ensamblan diferentes capas tecnológicas que, facilitando la movilidad de los puntos de fuerza, garantizando el confort acústico etc. forman un mecano capaz de ser transformado en un futuro.
Fotografía: Mikel Eskauriaza
En su exterior, el edificio responde de maneras diversas al espacio urbano que reordena. La cara noroeste del edificio es cruda, los muros de hormigón se van plegando para acompañar el paseo del borde de río. Las caras al sureste, que abrazan el espacio exterior creando un nuevo patio, son algo más sofisticadas, más hervidas; con terminaciones de fachada de entablados de madera de pino de bosques de proximidad. Una estructura superpuesta a estas fachadas funciona a la vez como soporte para los sistemas de sombreo y las barandillas de malla tensada, que sirven de entramado para las especies vegetales que acompañan el edificio. Especies que también habitan la cubierta de Hondartza, convertida en un jardín que devuelve al entorno la misma superficie que la ampliación del edificio ha ocupado.
(Hacer) lo más posible con lo menos posible
La estrategia de sumar una nueva estructura a la ya existente, favorece el proceso constructivo de la ampliación. La nueva estructura define las nuevas posibilidades de uso y apropiación, casi el edificio en potencia. El ritmo y orden de pilares del edificio reformado en conjunto con la estructura de ampliación responden a la idea de ofrecer espacios intermedios más o menos indefinidos en su uso. Es a partir de la suma de la nueva estructura cuando se definen áreas y superficies que demandan una mayor intensidad o sofisticación o “cocción” en sus terminaciones o un mayor “crudeza” para ofrecer espacios en bruto, espacios que pueden-ser.
Esta idea entre lo crudo y lo cocido tiene su reflejo en las envolventes de fachada. Aquellas que tienen una orientación norte, que acompañan el paseo de borde de río, se muestran en crudo, en hormigón visto al que se le realizan gestos de manipulación en su textura, ligeros abujardados, en áreas determinadas para modificar la escala de los paramentos. En este caso, las capas constructivas, el aislamiento, se coloca por el interior. Las fachadas que envuelven el nuevo patio orientado al sur se revisten con entablados de madera de Pino Radiata termo-tratada proveniente de los bosques del territorio. Son estas fachadas, orientadas al sur, las que reciben en sus frentes de forjados una estructura metálica que condensa los sistemas de defensa, toldos para sombreo y mallas metálicas para soporte de la vegetación que con el tiempo hará también una función de regulación de la temperatura en la envolvente del edificio.
Fotografía: Mikel Eskauriaza
La misma idea entre zonas más sofisticadas en cuanto a su acabado y otras más “brutas”, más crudas, podemos encontrar en los interiores. Suelos, techos y paramentos verticales interiores responden a la misma idea de seleccionar la intensidad con la que los espacios se presentan más o menos acabados. Esta selección de intensidad o de carga de diseño de algunas áreas atiende a las nuevas necesidades pedagógicas, cambiantes en el tiempo.
El diseño de la ampliación pretende minimizar la demanda de climatización del edificio. Las alturas de cuelgues de vigas de la estructura del edificio existente también condicionaban de alguna manera los cruces de las instalaciones. De este modo, se opta por trazar gran parte de las instalaciones del edificio en el tramo entre la estructura existente y la primera linea de pilares metálicos del edificio ampliado. Este cajón, que cuelga entre las dos crujías, hace las funciones de umbral entre los espacios pedagógicos y los espacios-playa más adaptables e informales.
En este sentido, y frente a tecnologías más complejas, en el proyecto se han priorizado sistemas y soluciones sostenibles que reduzcan la dependencia tecnológica necesaria para el confort climático de sus espacios. Para ello, el diseño arquitectónico integra cuidadosamente aquellos aspectos - de asoleo, orientación, brisas, ventilación cruzada, aleros, proporción y posición de ventanas, características propias de ciertos elementos constructivos etc. - que permitan la mejor adecuación ambiental posible. Los toldos exteriores y la vegetación de la fachada sur actúan también como filtros graduables, dependiendo de la estación y el grado de asoleamiento.
La vegetación, presente tanto en fachada como en la cubierta vegetal, es por tanto una parte fundamental del proyecto. Estos sistemas vegetales tienen numerosos efectos beneficiosos en el funcionamiento del edificio, en sus habitantes así como en el contexto urbano próximo. Por una parte, la cubierta vegetal de la planta primera aumenta considerablemente el aislamiento térmico de la planta inferior y actúa como un termostato natural del contexto próximo, con el consiguiente ahorro energético que conlleva. Los sistemas vegetales son, asimismo, ecosistemas que mejoran la capacidad de evacuación frente a lluvias intensas y mejoran la calidad del aire – mediante el filtrado de elementos tóxicos volátiles. Por último, entre otros aspectos beneficiosos, mejoran la biodiversidad del contexto, a la vez que ayudan a cuidar del bienestar de las habitantes de la facultad.