Posiblemente mi opinión sobre La Rambla sea políticamente poco correcta, pero creo que coincide con la de algunas personas de mi entorno personal y de mi generación.
Algunos pensamos que la Rambla es algo que hemos perdido los ciudadanos de Barcelona. No por una estrategia maliciosa, ni por una cuestión negativa. El éxito de Barcelona como atractivo turístico ha hecho que por La Rambla paseen cada año 70 millones de personas distintas. Dudo mucho que en Europa haya una vía con tanta presión y presencia de personas. Ni los Campos Elíseos de París, ni la Gran Vía de Madrid, ni la Piaza de España en Roma. No se me ocurre ningún espacio público que sea como La Rambla en su sentido de uso intenso.
La Rambla se ha convertido en una pequeña extensión del Poble Español, un espacio que casi ningún barcelonés visita (o va una vez para ver como es y poco más) porqué es un “parque temático para turistas que quieran conocer España”. Un espacio casi temático. Yo trabajo en el Raval, y la Rambla es una vía que vertebra mi movilidad con el nodo de transportes que es Plaça Catalunya. A veces por despejarme un poco camino por la Rambla en lugar de utilizar el Metro y a veces no sabes si es peor el remedio que la enfermedad. Estatuas humanas rodeadas de una nube de turistas haciéndoles fotos, señores haciendo espectáculos callejeros, kioskos, terrazas, etc… lo cuál, a veces te hace pensar si avanzarás más tranquilo por los laterales, algo que está peor: bares, tiendas, accesos a hoteles, párkings, y todo lleno de turistas al ritmo del turista.
Al final terminas caminando por la zona central pero enganchado al borde casi por donde circulan los vehículos, en el justo espacio que dejan algunos kioskos y algunas terrazas para poder pasar.
El hecho es que a casi nadie de mi entorno y mi generación se le ocurre “ir al centro” como hacíamos con 17 o 18 años a tomar algo… si no es ya a determinadas horas. Más que nada porqué ya no es tan agradable pasear por una hipersaturada Rambla.
No haré el discurso anti-turista del que tanto nos alerta Jose Antonio Donaire. Los turistas aportan un % del PIB muy importante en la ciudad, generan empleo, hoy en día muchos que trabajamos es posible que no lo pudiéramos hacer sin la entrada de capital para la ciudad que significa el turismo.
Además reconozco que la Rambla ha incrementado su seguridad, los trileros operan pero cada vez tienen que correr más para evitar a la Guardia Urbana, hay hurtos pero estos son menos frecuentes, incluso de noche la sensación de inseguridad ha disminuido. Veo más policía: Mossos y Guardia Urbana, circulando por la Rambla y evitando delitos. Veo también más gente tranquila e incluso los turistas circulan con más dejadez, actitudes que hace unos pocos años implicarían que te roban seguro (como llevar colgando de la espalda la cámara de fotos), hoy en día son más comunes en La Rambla.
Es verdad también que La Rambla tiene un encanto que no tiene ningún otro espacio del mundo, mis amigos de Madrid les encanta, “lo flipan”, es un ambientazo a todas horas, en cualquier momento, un mar de gente arriba y abajo, una alegría y una especie de ambiente de fiesta mayor y de “que algo está pasando” en todo momento. Ese encanto es algo que no ha perdido incluso para los barceloneses que “odiamos la Rambla”.
El problema es que somos muchos utilizando La Rambla, y que el espacio que hay es el que hay, ha llegado a su máximo y a su saturación. Hace 10 años un tipo haciendo piruetas o imitando a Mickael Jackson generaba un corrillo y había suficiente espacio para seguir paseando, ahora parece la cola de una tienda en rebajas.
Por tanto, o La Rambla intentamos recuperarla para los ciudadanos o la perderemos para siempre. Ya que no podemos decirle a los turistas que no vengan, hemos de hacer ALGO con ella para evitar que los 70 millones de personas que la vivimos, la disfrutamos y la sufrimos podamos hacerlo en mejores condiciones.
Jordi Hereu propone hacer una actuación que implica por ejemplo semipeatonalizarla (dejando pasar servicios, proveedores, pero no el tráfico ordinario), recuperar el Teatre Principal como centro de creatividad, recuperar la fundición de artillería del siglo XVII para uso cultural, o encontrar el equilibrio entre actividad comercial, cultural, lúdica, de espectáculo en la calle y el espacio para poder seguir paseando sin sentirse como en un centro comercial en rebajas.
Francamente, no sé que calado puede tener la propuesta ni sus efectos reales, lo que sí se es que las propuestas del resto de candidatos basadas más en “más seguridad” no me van a devolver la Rambla y no solo eso, su inacción pueden hacer que La Rambla no sea ya para nadie, ni siquiera para los turistas. El problema de La Rambla no es de seguridad, eso está cada vez más acotado y hay más presencia policial, es un problema de que somos muchos millones utilizándola a diario.. y ese problema requiere una acción que vaya más allá a poner a más policías en la calle.
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