El VII Encuentro Economía y Sociedad presentó ayer, día 1 de diciembre, en Sevilla, el valioso y certero documento "Reformas Institucionales Inaplazables", que retrata con perfección la realidad socioeconómica de España, pero ese esfuerzo será inútil porque comete el error de apelar al poder instituido para que remedie la desastrosa situación del país, ignorando algo tan elemental como que los mismos que son el problema (los políticos) no pueden ser también la solución. ---
El documento señala con precisión los males de España (el paro, el elevado endeudamiento, un sistema financiero desajustado, la falta de industrias y de producción de alto valor añadido, la corrupción, la crisis de las instituciones, el malestar social, el desprecio y el desprestigio de la clase política...) y apunta con agudeza las soluciones (un nuevo sistema electoral que coloque a los políticos dependiendo del ciudadano, no del aparato de su partido, aumento de la transparencia en las admistraciones, sistemas de controles eficaces al poder, reforma territorial del Estado...), pero falla estrepitosamente al creer que los mismos políticos y partidos culpables del desastre pueden arreglar la situación, ignorando que es metafisicamente imposible que del mismo corazón del problema surja la solución.
Al documento, que debería ser la base para una auténtica rebelión empresarial contra un liderazgo político español asfixiante y torpe, que fabrica desempleados, pobreza y gente sin esperanza, le falta pólvora, peca de ingenuo y queda penosamente desarmado y desangelado cuando se limita a "instar a los representantes políticos de los españoles a realizar un esfuerzo de entendimiento y convergencia, que debería cristalizar en un pacto de Estado" para regenerar la democracia y adoptar las reformas necesarias.
Economía y Sociedad, la entidad responsable de la elaboración y presentación del documento, está integrada por el Círculo de Economía, Círculo de Empresarios, Cercle d'Economia de Mallorca, Círculo de Empresarios de Galicia, Círculo de Empresarios Vascos, Asociación Valenciana de Empresarios, Institución Futuro y Observatorio Económico de Andalucía.
Si Pablo Iglesias hubiera asistido al acto de presentación hubiera acusado a los redactores del documento de ser "casta". En realidad no son pura "casta", pero si son "asimilados", gente de corbata que se ha pasado la vida en contacto con el poder constituido, personal destacado del "stablistment", muchos de los cuales han ocupado cargos destacados en los gobiernos central o autonómico.
Al verlos depositar con tanta inocencia sus esperanzas de cambio en los políticos, ignorando que los mismos que han destruido España nunca podrán arreglarla, despiertan ternura y uno no sabe si son alienados de lujo o cómplices inconscientes. Da tristeza contemplar tanta lucidez y tanta calidad de análisis desaprovechadas.
Están tan vinculados al sistema que son incapaces de cuestionarlo y no se dan cuenta que la solución de España no puede venir de los mismos gobernantes que han demostrado hasta la saciedad su capacidad para ser corruptos, para desvincularse del pueblo, para incumplir sus promesas y para anteponer sus propios intereses y los de sus partidos políticos al bien común.
Alguien debería explicarles que los actuales políticos no van a cambiar nada, a no ser que se les obligue.
El documento es bueno y preciso, pero todo lo que dice lo llevan diciendo los rebeldes y analistas valientes desde hace dos décadas, sin que nadie les haya hecho caso, como tampoco se la harán a ellos, por muy miembros destacados de la sociedad civil que se sientan.
Resultaba entrañable verlos hablando con parsimonia y hasta dulzura del terrible drama de España, un país profundamente injusto y arrasado por su clase política. No se daban cuenta de que todas las luces rojas del panel de alarma ya se han encendido y que los ciudadanos, indignados y heridos, ya han aprendido a odiar a sus dirigentes y les esperan en las urnas para entregar su voto, quizás el único poder que les han dejado, a cualquier salvapatrias que prometa que llenará las cárceles de sinvergüenzas y ladrones, empezando por los que han saqueado las cajas de ahorro y los miles que se han enriquecido desvalijando las arcas públicas, sin haber sido castigados y sin haber devuelto el botín.
Por deagracia, en la España actual ya se ha terminado el tiempo de la inocencia y de los sermones dominicales y están tocando las campanas de la rebeldía ciudadana contra los que están destruyendo la nación.