Publicado el 18 octubre, 2011 por juanmartorano Mariadela Linares
Antes de que se convierta en una nueva ola, en una moda que todos saben cómo opera pero que nadie se atreve a denunciar, la Cancillería debería investigar el rumor de que el Departamento de Estado está concediendo visas, en calidad de “refugiados políticos”, a unos cuantos vivarachos que hacen montajes con fotos de manifestaciones y las suyas propias, para hacerse aparecer ante el Consulado como unos “perseguidos”
Cuando me lo contaron, lo primero que pregunté es que si creen que los norteamericanos son tan estúpidos como para comerse el cuento de unas fotografías trucadas. La tonta soy yo. Ellos más bien empujan a la gente para que les eche historias, para venir después con unas estadísticas truculentas sobre la terrible situación de “acoso y hostigamiento” que vive la disidencia en Venezuela. ¿No les ofrecieron a los cubanos la nacionalidad automática tan pronto pisaran el suelo norteño? Comparado con eso, esto sería una pequeñez.
El asunto opera de forma sencilla, según entiendo: traiga su foto, con cara de espanto y sufrimiento, con un policía cayéndole a rolazos, o un montón de gente fiera encima -vestida de rojo preferiblemente-, que nosotros nos encargamos de montarlo en el avión. Difícil de creer, pero por si acaso no estaría de más pedirle a la Embajada de EEUU que suministre los nombres de quienes podrían haber incurrido en la gracia. A lo mejor encontramos ahí a parte de aquellos integrantes de “gente del petróleo”, que casi incendiaron el país y de quienes no se ha vuelto a escuchar más nada.
No sabemos de nadie que esté siendo buscado por el Gobierno actualmente. Los que eran ya se fugaron. Más bien, nos quejamos de la ausencia de autoridad, de la impunidad que ha permitido la comisión de tantos y tan variados delitos. Basta prender la televisión para ver qué ridícula es la especie de que aquí hay “perseguidos”. Pero claro, eso lo sabemos quienes tenemos que sufrir el calvario del libertinaje de prensa a diario. Los que nos ven desde afuera reciben otro mensaje. Allí está el detalle. Un montón de asilados y unas fotos de “las cuevas” de Al Qaeda en Margarita hacen un gran expediente.