351 AÑOS DE cárcel para 29 acusados, muchos de ellos antiguos altos cargos, acreditan que el Partido Popular, condenado él mismo como organización en la sentencia contra la trama Gürtel, necesita una regeneración en profundidad.
Empezando por Mariano Rajoy, claro, dado que el PP también ha sido condenado como partícipe a título lucrativo. El fallo evidencia, además, que este “sistema de corrupción institucional”, llevado a cabo con indisimulada impunidad entre 1999 y 2005 “a través de mecanismos de manipulación de la contratación pública”, les sirvió para engordar sus arcas mediante una financiación ilegal. El relato de tanta inmundicia es sencillamente demoledor.
La estrecha relación tejida entre Francisco Correa, el empresario que dirigió la corrupta red que lleva su nombre, con algunos “influyentes” miembros del PP, plegados a sus servicios para enriquecerse, está en el origen de esta condena. La primera, por cierto, que recibe un partido político como tal en nuestra democracia, por más que haya habido un voto discrepante en defensa de la absolución del PP.“Es evidente que las cosas se hicieron mal y hay que garantizar ahora que esto no volverá a ocurrir”, han dicho algunas tímidas voces desde dentro del PP, como si esto fuera ya suficiente. Durante años, demasiados años, muchos en la sede de la calle Génova sabían lo que se estaba cociendo y prefirieron mirar hacia otro lado. El resultado: las empresas de la trama se embolsaron 8,4 millones de euros por contratos públicos y 2,8 millones en concepto de ‘mordidas’.Así las cosas, el futuro del PP se presenta más incierto que nunca. Y esto, con independencia del recorrido que pueda tener la moción de censura que ha registrado Pedro Sánchez contra Rajoy o de la estrategia que pueda adoptar Albert Rivera, partidario de apoyar la iniciativa del PSOE si el presidente del Gobierno no convoca elecciones anticipadas.La sentencia –no definitiva hasta que el Supremo la haga firme tras los recursos de los condenados–, acredita la existencia de una contabilidad B, controlada por el extesorero Luis Bárcenas, para emitir y sufragar facturas ficticias. Y todo esto gracias a “un eficaz sistema corrupto institucional” cuyo fin último era “apoderarse directamente de cantidades públicas”. Lo de menos es la condena al PP a pagar 245.492 euros por beneficiarse del entramado de Correa; lo que nunca podrá borrar esta formación política es que se lucró con esta trama ilegal.En el PP el pasado nunca acaba de pasar y esta será su condena a perpetuidad. Así será mientras sus dirigentes no tengan el valor de presionar a Rajoy para que emprenda el doloroso pero único camino que le queda: refundar el partido, abandonar Génova 13, dinamitar la sede, desinfectar hasta los cimientos y crear en esa manzana una zona verde donde corra el aire fresco y limpio. El tiempo de los golpes de pecho y de los actos de contrición se ha terminado.