Revista Cultura y Ocio

Regalo. Cuento de Navidad

Publicado el 07 enero 2019 por Mora Fandos @Morafandos

Regalo
Esta tarde, en medio del bullicio de la fiesta de los Reyes Magos, visité a un amigo convaleciente en un hospital. Se recuperaba de una intervención en la boca, y yo le acompañaba en la habitación leyendo una novela. La historia avanzaba segura de sí, sobre un silencio que se iba adensando mientras el rumor del pasillo afuera agonizaba incomprensible… Como mucha gente, agradezco a la lectura esta clase de transportes, evasiones lo llaman. Entonces entró una auxiliar de enfermería a comprobar el funcionamiento de la cama automática. Me había quedado mirando su tacto experto y rápido. Me preguntó:

-¿De qué va ese libro?

-Bueno, es una novela…
-Sí, yo también tendría que leer algo.
Aún flotaban sus palabras en el aire cuando salió al pasillo con el garbo de quien ha de lidiar con el caos de mil urgencias. Me quedé con mi turno de intervención en los labios, pero ¿había algo que añadir? Quizás ofrecerle una sugerencia de lectura. Sí. En un postit amarillo anoté un título, se lo daría cuando entrase de nuevo. Mi amigo dormitaba. Volví al libro, al privilegio de ser el protagonista de una excitante historia donde siempre estás a salvo, porque en realidad no es tu historia. Ahí me encontraba, finalmente, junto al espía bueno —o era yo mismo—, cuando empieza a bajar del muro porque le han disparado a la chica que quiere salvar y con la que se está fugando del Berlín oriental. Entonces le disparan a él y en un centelleo recuerda unas imágenes de inocencia que le redimen de su compleja vida. Fin. En aquel momento levanté la vista de las páginas, vi la ventana saturada de oscuridad sin estrellas, y oí animarse de nuevo el rumor del pasillo. Hora de ir a casa. Mi amigo había entrado en un profundo sueño y me despedí de él con una sonrisa. Me notaba lento, alguna bala también me había alcanzado a mí, pero superficialmente. En el mostrador de enfermeras pregunté por la auxiliar, no la encontraron, así que le pedí a su compañera que le entregara el papelito.

Ahora es la noche de Reyes, y apenas recuerdo nada de la novela, salvo un pálido esquema y ese final heroico y redondo, algo melodramático. Que era entretenida, bien construida, con todo en su sitio. Sin embargo, estremecido por alguna fuerza irresistible me he puesto a ordenar por escrito las cosas de esta tarde y ha surgido esta breve historia de la visita a mi amigo, la auxiliar, la recomendación de la lectura anotada en un postit… un frágil hilo atraviesa este inicio imprevisible, esta trama poco relevante y este final abierto, por llamarlo de algún modo. Lo mejor de todo es que soy incapaz de explicar por qué sé que se trata de un regalo y que lo recordaré el resto de mi vida. En todo caso, Majestades, muchas gracias.

Hola, esto es lo que hay

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