Revista Educación

Regalos

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Regalos

RegalosMi trabajo me lleva a mantener un contacto individual que en muchos casos me obliga a aproximarme a la historia personal de alguien. La gran mayoría de esas personas son mujeres y la gran mayoría de esas mujeres sobrepasa los 40 años. No he hecho un recuento de cuantas féminas de esas características he tenido que conocer a lo largo de todo este tiempo pero creo que no me equivoco si digo que son varias centenas.

Las mujeres a las que atiendo (con algunas excepciones que son eso, excepciones) vienen con el propósito de mejorar su salud. Y dirán ustedes, bueno, eso es algo que quiere la mayoría y no se equivocan, es verdad. Lo que diferencia a estas mujeres es que deben hacer un verdadero esfuerzo para conseguirlo partiendo de una situación cuanto menos difícil.

Muchas de ellas tienen hijos que requieren atención y tiempo. Además trabajan. Sumen que las labores de la casa recaen sobre ellas en gran medida y que deben encargarse de miembros mayores de su familia con frecuencia. Añadan que muchas son menopáusicas y duermen poco, tienen el ánimo por los suelos y arrastran un cansancio casi constante. Otras ya empiezan a tener achaques importantes que suponen un obstáculo para desarrollar una vida activa. Un grupo importante está divorciado y se enfrenta en soledad a muchas de las circunstancias anteriores.

Pues bien, la mayoría de esas mujeres añaden a sus ya sobrecargadas y complicadas vidas el ánimo y el coraje para cuidarse, para atenderse y para ser conscientes de sí mismas y de su salud y bienestar. Y llegan contando cómo las 24 horas del día se les quedan cortas y, a pesar de ello, están dispuestas a buscar un ratito para moverse. Llegan explicando que dormir más de seis o siete horas es un imposible pero que harán lo posible por planificar su día a día para hacer una compra saludable porque les preocupa la salud de sus hijos, de sus parejas y de ellas mismas (muchas veces por ese orden, una característica muy femenina eso de anteponer casi todo a nosotras). Llegan relatando unas vidas duras, en ocasiones muy difíciles, que a pesar de todo les han dejado ánimos para seguir adelante. Algunas se retiran, es cierto, pero la mayoría lo consigue y todas lo intentan.

Y yo sinceramente, lo que le pido hoy a los Reyes es que me sigan enviando a estas mujeres que me aportan tanto y que me enseñan aún más. Pido que me dejen seguir sorprendiéndome con las historias de estas mujeres que son un ejemplo de constancia y de coraje, no ya por las razones por las que las conozco, sino por cómo han llegado hasta ellas.


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