Revista En Femenino

Regalos generosos, regalos inolvidables

Publicado el 06 enero 2013 por Hogaradas @hogaradas

Por Hogaradas
Jamás he asociado los regalos al dinero. Desde toda la vida he tenido claro lo que significa un regalo, al igual que he estado convencida que los mejores, no se compran ni consiguen, ni tan siquiera siendo poseedores de todo el oro del mundo.
Hace algunos ańos había una famosa serie en televisión “Con ocho basta”. En uno de sus capítulos, la madre de tan extensa familia comentaba que cuando veía algo que le parecía un buen regalo para alguno de sus hijos, lo compraba y lo guardaba celosamente hasta que llegara la ocasión en la que entregárselo.
Me quedé con aquella escena, y siempre pensé que era una idea fantástica, por varios motivos, el primero de ellos, porque de este modo jamás me vería pillada a última hora buscando el regalo perfecto. El inconveniente era obvio, intentar guardar y aguantar sin hacer ese regalo hasta el momento en el que el calendario indicara que era el día adecuado.
Me gusta hacer regalos cuando encuentro algo que estoy segura va a hacer ilusión a alguna de esas personas a quienes amo y que están más cerca de mí. No me importa la fecha, el día, la hora, si hay motivos o no, porque considero que para quien se quiere siempre hay un motivo suficiente para ofrecerle un regalo, por pequeńo que éste sea.
A veces los regalos no vienen envueltos en papeles brillantes y con lazos de colores, a veces, muchas veces, los regalos llegan en forma de sonrisas, caricias, gestos, canciones, bailes, palabras de amor… Regalos en letras mayúsculas, regalos sin coste alguno, pero regalos también, regalos sinceros, certeros, regalos generosos, regalos con corazón, regalos únicos, efímeros, irrepetibles, regalos que lo dicen todo con un simple gesto, pero regalos que dejan huella, aunque sean algo intangible.
Este ańo mis queridos Reyes Magos han sido creo que más generosos que nunca. Todos los ańos espero debajo de mi árbol su regalo, y esa noche me acuesto más temprano de lo habitual para que lleguen sin temor a encontrarme despierta. La nińa que un día fui se niega a desaparecer en un día tan mágico y especial, y así quiero que siga siendo, de modo que asisto al ritual de la noche mágica de Reyes, y presencio la cabalgata, recojo caramelos y aplaudo al cortejo Real, mientras cierro los ojos y les pido mis deseos.
El regalo que me han dejado este ańo ha eclipsado, y con creces, a cuantos he podido recibir a lo largo de mi vida. Ha sido un regalo que sí que había pedido a sus Majestades, pero con la boca pequeńa, sin hacer ruido, sin que nadie supiera que era uno de mis grandes deseos. Quizás más que a sus Majestades, se lo había pedido a la vida, en general.
Una vez más has sido tú la encargada de ofrecerme el regalo más grande, el más hermoso, aquel capaz de generar más emociones y que estoy segura no olvidaré jamás. Una vez más el amor ha triunfado y ha tenido la palabra, en este caso, y otra vez más, de tu boca, la de una nińa, que con sus palabras generosas, sinceras y sin duda, salidas directamente del corazón, han vuelto a obrar el milagro.
Desde aquel primer día en el que siendo todavía un bebé te pusieron en mis brazos, yo ya te había hecho un hueco en mi vida. Hemos sido inmensamente felices juntas, a pesar de los vientos que en su día soplaron en contra. No tienes que darme las gracias por nada, el amor dicen que es quien mueve el mundo, y el mío por supuesto, también se mueve por ese amor. Veo que el tuyo también lo hace así, y ese es el mejor de los regalos.


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