La navidad no debería ser una época estresante en la que pasas horas de tiendas o en Internet comprando para luego encontrarte con la empinada cuesta de enero y un montón de regalos inservibles.
Claro que si me encuentro un IPad debajo del árbol de navidad no le voy a hacer ascos, je je.
Pero a lo largo de los años, cada vez me interesan menos las cosas materiales (y no es un decir: puedes leer posts anteriores si te pica la curiosidad, y entenderás por qué) y aprecio más otro tipo de regalos.
Si mi presupuesto y tiempo lo permiten, mis hijas, amigos y familiares quizá reciban un regalo material, pero encuentro que hay otros regalos más valiosos que son gratis o muy asequibles, y más gratificantes para el alma, y los valoro más.
Algunos son:- El regalo de tu tiempo – Dedica tiempo a tu seres queridos. Préstales toda tu atención con regularidad, ¡aunque solo sea una vez a la semana!
- El regalo de tu apoyo – Piensa en un amigo que esté pasando un malo momento (seguramente ¡no tengas que romperte la cabeza!). Invítalo al cine, haz de canguro con sus hijos, o ayúdale a asear la casa.
- El regalo de escuchar – ¿Alguna vez te has pillado pensando en lo próximo que vas a decir incluso antes de que tu interlocutor haya terminado de hablar?
- El regalo de tu presencia – A veces nos arrepentimos de no haber pasado tiempo suficiente con un ser querido – un hijo, un padre, un abuelo … No permitas que eso ocurra.
- El regalo de tu experiencia – ¿Tienes un amigo o familiar que podría beneficiarse de tus consejos? Ya seas artista, escritor, payaso o empresario, tus conocimientos y tu experiencia es algo que no tiene precio para los novatos.
- El regalo de la motivación – Ofrécete a salir a correr con tu mejor amiga si tiene que ponerse en forma (¡y así te lo ha dicho!), acompañar a tu hermana a un seminario sobre cómo montar tu propio negocio …
- El regalo de la alegría – El humor es contagioso. ¿Merece la pena que tú contagies a los demás? ¡Creo que mi mejor virtud es mi actitud!
- El regalo del perdón – Haz una lista de tus rencores. Plantéate perdonar otros y así, liberarte tú. No es cosa fácil. ¡Lo sé de primera mano!
- El regalo de la palabra escrita – Escribe una carta sentida a todas as personas a quienes te gustaría hacer un regalo. Diles lo que significan para ti, enumera sus virtudes y memorias que tienes de ellas o incluso los momentos difíciles que compartisteis.
Este tipo de regalo no te vaciará la cartera y te llenará el corazón.
Si se te ocurren más, ¡por favor, compártelos!
¡Felices Fiestas!
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