El problema de las sociedades de consumo actuales y del avance hacia la total urbanización de la humanidad se convierte en una cuestión también fundamental en el debate climático y sostenible. En el mundo existen varios países que están realizando su despertar económico y que manejan un gran porcentaje de la población mundial: hablamos de China, India, Brasil…. En todos ellos existen fenómenos de megaciudades, debido a su industrialización, que acogen el éxodo de la gente del rural a lo urbano. Los saltos económicos son grandes, y el crecimiento de este tipo de urbes desorganizado, carente de recursos, y totalmente anárquico…
Si estos millones de habitantes entran en el ritmo de vida capitalista y en el estilo de consumo frenético, los recursos del planeta serán extinguidos en menos de lo que pensábamos.
Uno de estos ejemplos son las favelas de Rio de Janeiro, que fueron el reflejo claro de un crecimiento desmesurado de una ciudad que no estaba preparada para albergar estos cambios. Esto junto con una pobreza y ausencia de recursos propició el desarrollo de estos tejidos urbanos a modo de guetos.
Morar Carioca es un plan de actuación que pretende regenerar estos barrios de cara a “sanear” la ciudad para los próximos eventos que va a acoger Brasil: el Mundial de fútbol de 2014 y las Olimpiadas en 2016. No se tratar de hacer grandes actuaciones, edificios singulares o desembolsos desorbitados. Se pretende dotar de pequeñas actuaciones cada esquina de las favelas, espacios urbanos regenerados que no solo sean un lavado de cara, sino que ayuden a que sigan germinando mejoras.
Lo principal es dotar todos los barrios de saneamiento, agua e infraestructuras básicas. Lo siguiente son actuaciones “estéticas” en las que se quiere implicar a la población. También se realizan edificios dotacionales como centros culturales, escuelas infantiles, etc. De esta manera cada uno de estos proyectos se hace propio, se interioriza y se garantiza su funcionamiento y el mantenimiento posterior. Todas estas actuaciones van de la mano de arquitectos, asistentes sociales y habitantes, porque al fin y al cabo la ciudad es para vivirla todos, y por supuesto de la mano de la educación porque es la mejor forma de que algo perdure. No se trata de grandes lujos, pero sí de pequeños retoques que generan vida en los barrios.
Fuente: http://www.treehugger.com/
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