Como todos los años, el verano hace que me meta dentro del cascarón, que me retraiga, que la mayoría de las cosas y los proyectos caigan en un letargo del cual salimos juntos –los proyectos y yo- recién cuando las temperaturas comienzan a descender y el otoño se ve a la vuelta de la esquina.
En este momento comienzo a retomar los pendientes y a listarlos para poder hacerles frente y ponerme al día con ellos.
Con Tecleando tengo muchas deudas, las cuales espero lograr saldar a lo largo de lo que queda del mes de febrero. De a poco voy escribiendo las reseñas de los libros que me acompañaron durante el año 2010, y sobre varios hechos que han ocurrido en estos meses de silencio.