Regreso a este espacio después de un largo paréntesis, motivado, entre otras muchas razones, por la necesidad de poner distancia con la actualidad polìtica, reencontrarme conmigo mismo después de abandonar la militancia en las filas de Ezker Batua-Berdeak y compartir unos días de asueto con mi familia y amigos. He dejado incluso de leer prensa, escuchar informativos de radio y sentarme frente a la pantalla de la televisión. Ahora, de vuelta de vacaciones trato, con cierto desapego, de recuperar el hábito diario de estar informado, o al menos de intentarlo, pero no me está resultando fácil. Siento que nada ha cambiado en mi ausencia y todas la noticias me suentan viejas. Es cierto que Zapatero ha adelantado las elecciones al 20 de noviembre, ¿no habría otra fecha mejor en la calendario?, pero es igualmente cierto que esta convocatoria no ha sorprendido a nadie porque era una obviedad desde los comicios municipales del pasado mes de mayo. Me aburre el discurso del PSOE y tanto o más el del Partido Popular, y no encuentro una voz de izquierda capaz de representar el descontento que se palpa en la calle. El bipartidismo gana enteros, mientras Izquierda Unida hace lo que puede para ser escuchada y la crisis se agudiza, al tiempo que la decepción ciudadana se hace crónica. No hay luz al final del túnel porque quienes tienen el poder no buscan una salida sino un salvavidas para proteger al capitalismo de su propia debacle. En fin, septiembre está lejos y hasta entonces sólo cabe hacer un esfuerzo por olvidar. Quienes puedan, claro.