



A veces basta con callejear un poco, para encontrar pequeños tesoros o los famosos azulejos lisboetas, una plaza o un bello oasis en el centro de la ciudad en forma de parques y jardines.





Tuvimos además la inmensa suerte de disfrutar del Festival de los Océanos, con motivo del centenario de la República portuguesa, con fuegos artificiales, fado en las calle, teatro y proyecciones. De mis lecturas ya os iré contando, una de ellas ha sido un desacierto enorme, pero los otros dos libros son un auténtico hallazgo de autores nuevos para mí. Sólo me queda agradecer vuestros comentarios durante éstas dos semanas de ausencia y decir que seguiremos leyéndonos ya que vuelvo al blog con muchas ganas.