Rehabilitación de un Riu Rau

El Riu Rau es una construcción característica de la Marina Alta, de finales de siglo XVIII-principios de siglo XIX, destinada a proteger la uva de las inclemencias del tiempo durante el proceso de secado, para convertirla en pasa. La uva, una vez escaldada, se ponía a secar al sol, extendida en cañizos.

Se trata de una edificación de arquitectura sencilla, de planta rectangular. La fachada recayente al soleamiento dispone de una crujía de amplias arcadas formadas por ladrillo macizo o piedra sobre pilares del mismo material. El Riu Rau puede estar adosado a la casa o a una distancia prudencial de ésta.

En la actualidad este cultivo no es rentable así que el Riu Rau carece de utilidad, por lo que impera una normativa a través de ordenanzas municipales y/o normativa supramunicipal que respeta esta tipología arquitectónica y facilita a los propietarios, en lo posible, el adecuado mantenimiento de los mismos.

En el término municipal de Dénia, en suelo no urbanizable común, se emplaza el proyecto que nos ocupa. En esta última actuación se ha rehabilitado el conjunto constructivo, conservando su uso residencial. La intervención ha sido rigurosa según indicaciones de la Oficina de Urbanismo. No obstante, en los interiores, la propiedad ha dispuesto de mayor libertad para la distribución.

En este caso, la construcción se basa en muros de mampostería ordinaria, y careada en algunas zonas, así como pilares de piedra caliza habitual de la zona. La cubierta se forma, al igual que los forjados, a partir de viguetas de madera que soportan piezas de entrevigado cerámicas y cubrición de teja árabe curva.

La idea inicial de la propiedad era minimizar el proceso con un saneamiento de los muros, dejando vistos algunos paramentos precisamente elegidos, y enluciendo el resto. Se ha saneado las viguetas de madera en buen estado y repuesto las piezas requeridas.

Asimismo, la cubierta se regulariza con recuperación total de la teja. Las piezas que se encontraban en mal estado se han repuesto con tejas viejas de la propiedad. Se ha optimizado el rejuntado de las mismas para asegurar la estabilidad de la cubierta.

La distribución interior ha cobrado protagonismo progresivamente. Desde las modestas pretensiones de consolidación iniciales, la obra ha evolucionado hacia una proyecto de entidad donde todas las estancias son protagonistas del conjunto. La vivienda, a pesar de la notable transformación interior, conserva la esencia de las construcciones de su tipología y nos invita a potenciar el valor de estas huellas de nuestra identidad más intrínseca.

En la actualidad, como he indicado más arriba, existe una preocupación real por la recuperación del patrimonio a nivel institucional y a nivel privado...el primer gran paso para revertir el proceso degenerativo de estas pequeñas grandes joyas arquitectónicas. Pongamos en merecido valor esta huella irreemplazable de nuestra historia.

Agradecimientos al diseñador, Pedro Gadea Sancho, y a la propiedad, por facilitar datos e imágenes.