Los hay a los que les molesta que enumere. Soy así. Entusiasta en resumir las cosas que he hecho como si fueran un logro, listar lo que me agrada o lo que me enturbia, apuntar los detalles del día instante por instante. Les debe importunar pensando que las enumeraciones son para presumir, será que no me conocen. Los listados son siempre para aprender.
Llego a esta idea tras leer a Desirée de Fez en Reina del grito. Especifica sus temblores y los asocia a las películas de terror que la han acompañado. El miedo se logra sobrellevar pasando miedo, identificando por qué una siente terror en esa escena, con qué pavor propio lo relaciona. Es una manera valiente de abrir los ojos. Quizá si lo hubiera pensado así, haciendo una lista de fobias y buscándolas en pantalla, hubiera visto un mayor número de esas películas. Listas de desasosiegos, podría llamarla.
Pensaba entre sus páginas en mi experiencia lectora y en cómo podría recorrer mis temores con las líneas que me ayudaron a identificarlos. Igual que de Fez. Porque leer implica verse en el espejo que suponen esos párrafos, darse de bruces con lo que no se ha dicho en voz alta pero que nos martillea poco a poco, brutalmente o con cuidado, y no nos deja dormir.