
¿Alguna vez has pensado qué viene?
¿Cómo terminará esta historia?
¿Cómo serán tus próximos años?
Gracias a hacerme estas preguntas estoy aquí… Era una mujer muy feliz y agradecida, SI, pero insatisfecha con la vida que tenía en ese momento.
¿Qué hay de malo en querer una vida diferente para mí y para mis hijos? Quería viajar por el mundo, quería llevármelos conmigo, quería ya nunca más se preocuparme por dinero, quería tiempo libre para disfrutarlo con ellos.
Dicen que el dinero no da la felicidad, es verdad, pero igual tenía que levantarme cada día a trabajar para poder conseguir dinero y créeme, no tener dinero tampoco da la felicidad.
Si eres como yo, también quieres una oportunidad para construir la vida de tus sueños, si eres felizmente agradecida pero locamente soñadora, entonces debes estar haciéndote la pregunta clave:
¿y ahora qué hago?
La respuesta es sencilla, pero llevarla a cabo no lo es. Reinventarse en la vida es mucho más complicado de lo que se escucha y sólo con voluntad se pueden lograr esos cambios que nos ayudaran a tener una vida plena. Es importante ser coherente, lo que sientes y lo que haces deben tener correlación, lo que será un motivo más para hacer todo lo necesario sin que se sienta como un sacrificio. El objetivo final no es solo el dinero, porque haciendo cualquier cosa se consigue; al final el objetivo es la libertad de soñar en grande.
¿Que si me dio miedo? ¿Qué si fue difícil?, pues si, claro que si, pero más miedo me daba pensar que mi vida seguiría igual, haciendo lo mismo y con las mismas limitaciones económica y con la casi nada seguridad que me daba un empleo.
Si, da miedo ser nuestro propio jefe, da miedo no tener algo seguro para fin de mes, pero más miedo me da dejar de soñar. Que bendición es saber que cada día puedo construir mi sueño y que los próximos años serán mucho mejores.
Ahora dirán que me volví loca, que la crisis de los 40 me afectó…si puede ser; puede ser que después de toda una vida de hacer la cosas a la manera convencional, de tratar de mantener el estándar que establece la sociedad y la familia, y después de evaluar lo que tengo y lo que quiero me he dado cuenta que simplemente no estaba donde quería estar.
Me he dado cuenta que las cosas se pueden hacer de otra manera y que no hay necesidad de perderte la vida cumpliendo horarios y atendiendo jefes, mientras tu familia te ve tan poco que casi no se conocen. Si, es más por la libertad de soñar que por el dinero.
