Y yo escribo esto porque tengo que decir que estoy muy orgullosa de mi madre y sus compañeros, por su valentía a la hora de reivindicar lo que creen que les corresponde, por su osadía al enfrentarse a su empresa teniendo en cuenta como está el patio, y, sobre todo, porque representan algo que yo estoy echando de menos en este país desde hace tiempo: el espíritu de protesta.
Tenemos un país con 5 millones de parados, con recortes económicos importantes, con una situación que roza la explotación laboral, y aquí nadie abre el pico. Perdón, sí, todos las piamos en el bar, con los amigos, tomando una caña, pero ese es nuestro pataleo diario, nuestra conversación rutinaria, lo de a las calles lo dejamos solo para fumarnos el cigarro. Cuando veo que en Londres, en Grecia y Francia los ciudadanos se manifiestan y paralizan el país aunque solo sea un rato, la verdad es que siento envidia. Es que aquí da igual que se privatice la sanidad, que nos quedemos sin trabajo o que el político corrupto de turno se vista de Armani con nuestros impuestos, mientras nos pongan a Belén Esteban gritando o un Madrid-Barça, ¿para qué complicarnos la vida? (y que conste que lo de Belén Esteban me asquea, pero lo del fútbol me parece bien, en Londres pueden ver un Manchester- Liverpool con el mismo furor que se manifiestan, no son cosas excluyentes). Ah, no, espera, que últimamente sí hemos protestado mucho, muchísimo, es que ya no recordaba la ley antitabaco y la reducción de velocidad en carretera. Eso sí que nos ha molestado bastante y alguno que otro valiente, dueños de bares en su mayoría, se ha atrevido a desobedecer la ley... pero dejando aparte estos polémicos temas, somos un país pasivo y así no se llega a ninguna parte.
En fin, repito, que me siento orgullosa de que mi madre y sus compis estén metiendo caña y que espero y deseo que cunda el ejemplo, por dios, que esta situación comienza a ser bastante insoportable, el que tiene trabajo por las condiciones laborales que se están generando, con sueldos mínimos, horarios locos... y el que no lo tiene... pues eso, a pasar por el aro. Qué ya está bien, hombre, que los ciudadanos algo de poder tendremos ¿no?