Revista Cultura y Ocio

Reivindicados

Publicado el 08 julio 2019 por Mda

Reivindicados

Crítica. Música.-Reivindicados”LA FRONTERACarpa Café Continental, Mieres.Viernes, 28 de junio de 2019
El efecto de un efervescente Mieres tiene su eco en el Café Continental, que, desde la más absoluta iniciativa privada, se marcó una estupenda velada de conciertos con bandas de la zona muy entonadas como Patapalo o Dirty Boogie y La Frontera de reclamo principal.El veterano grupo madrileño mostró las virtudes – hoy perdidas – del rock de guitarras afiladas con memorables melodías. Contemplarlos ahora y verlos disfrutar de una segunda juventud quizás sea un síntoma de la reivindicación de unos tiempos que se apagaron demasiado pronto para ser barridos por la más absoluta mediocridad comercial. Aquella segunda mitad de los 80, lo que podríamos llamar la postmovida, alumbró bandas como La Frontera, pero también como La Granja o Las Ruedas, que aportaron grandes canciones para el rock español que hoy parecen irremediablemente perdidas para dos generaciones.A esa reivindicación se aplicó el grupo que lidera Javier Andreu, recuperando muchos de los clásicos de su primer álbum homónimo (“Duelo al sol”, “Vivo o muerto”, “Cuatro rosas estación”, “Pobre Tahúr”), del esencial segundo “Si el whisky no te arruina… las mujeres lo harán” (la canción homónima, “Volverán los buenos tiempos”, “Judas el Miserable”) o su tercero “Tren de medianoche”, que completaba una trilogía que escribió algunas de las mejores páginas del rock en España (“Siete calaveras”). Apenas pasaron por el cuarto que les encumbró, esa “Rosa de los vientos”, donde ejecutaron un arriesgado cambio en su propuesta, tan sólo para recordar a “El Límite” y “Juan Antonio Cortés” y casi nada de su repertorio posterior. No hacía falta.La Frontera nos devolvió, por unos momentos, con un brillante concierto, sólido y guitarrero, a esos años donde eran las guitarras y las canciones las que protagonizaban las vidas y los diales de las radios. En medio de la mediocridad reinante de los compases mínimos, de las inframelodías, de la chapucera tendencia de soniquetes con mentalidad deteriorada por el machismo y la brutalidad más absurda, encontrarse con un concierto como el de este legendario grupo madrileño, nos reconcilia con el sabor de lo vivido y de todo lo escuchado. Nos deja el buen aroma de los licores bien fermentados.MANOLO D. ABADPublicado en el diario “El Comercio” el domingo 30 de junio de 2019

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