Me indigna, entristece y espanta a partes iguales la capacidad de una parte no pequeña de la población española para demostrar, una vez más, que esta sociedad está justamente donde merece: en un redil para ciudadanos lanares que no levantan la mirada más allá de lo que les dejan los políticos, los medios de comunicación, y los dueños y señores de todos ellos.
Frente a quienes pretenden organizarse y prepararse para pedir responsabilidades al gobierno, a los políticos y a las administraciones cuando sea el momento oportuno, crece el número de progres, buenistas de la nada y portavoces de sus amos, que no quieren ver en ello nada más que un intento de buscar la oportunidad política. Según éstos, por lo que parece, todos deberíamos agachar la cabeza y consentir con la ineptitud, la maldad y la inoperancia del gobierno PSOE-Podemos, mientras la gente muere, los sanitarios trabajan con escasos medios y ya forman parte de la estadística más alta de infectados entre los sanitarios de los demás países, Y mientras el presidente y su muchachada no aparecen en los medios si no es para lanzar mensajes absurdos y poner en evidencia su nulo valor como líderes, aquellos que todavía les votarían con la esperanza de conseguir un favor, un subsidio o un puesto en algún ayuntamiento o cualquier otra administración, siguen con la venda en los ojos, incapaces de argumentar otra cosa que no sea decir que Sánchez y los demás tumores que pastan en el gobierno son víctimas de la agitación.
Frente a tanto comportamiento lanar, afortunadamente hay españoles que se están organizando bajo la dirección de diferentes despachos de abogados para pedir responsabilidades por una gestión que, más allá de un comportamiento negligente, en no pocas ocasiones llega a ser presuntamente criminal, si nos atenemos al resultado de muerte de miles y miles de españoles, a la ruina de decenas de miles de empresas, de empleados y de autónomos, y a un quebranto de la economía que dejará a la crisis de 2008 simplemente como una mala anécdota.
Desde hoy, el aprecio y el apoyo que dedico a los profesionales y voluntarios de todo ámbito que están combatiendo la pandemia de algún modo, lo extiendo también a quienes están dedicando otra parte de su tiempo en preparar documentadas y concienzudas demandas y querellas para que, una vez todo esto termine, quienes, por su irresponsabilidad y quien sabe con qué otras intenciones, han llevado a la nación, otra vez, al borde del abismo, sean llevados ante los tribunales.
No es venganza. Es justicia.
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