Revista Opinión

Rejón de muerte

Por Franky
REJÓN DE MUERTE En Cataluña, unos petimetres, politiquillos subalternos, sin casi representación popular, acaban de asestar con toda impunidad, el rejón de muerte a la libertad. Unos partidillos de charnegos, que, sin haber ganado las elecciones, al pairo de componendas electorales, le arrebataron la Generalidad al más votado, se dedican a prohibir las corridas de toros; no es que a ellos les importen los animales –hipócritas, del toro embolado nada han hablado- sino marcar fronteras separatistas con España. ¿No hay nadie con cordura y sentido? ¿Aquí, no existe un Gobierno que imponga orden a la idiotez?

No son los catalanes, que están en sus cosas normales; son los grupúsculos nacionalistas los que arman estos jaleos para ocultar su inacción e ignorancia e incidir de continuo en el secesionismo y marcar diferencias y borrar de su rostro todo lo español; así desmontar la Fiesta Nacional no es más que un gesto político antiespañol y a ellos se unen, por conveniencia política, los socialistas del cordobés Montilla, el acomplejado nacionalista, que, inoperante, les ha dejado libertad de voto, en lugar de gobernar con decisión y ordenar con contundencia el voto contra la prohibición; precisamente, el socialismo nunca ha deambulado por el derrotero nacionalista, pero los intereses hacen milagros; él y los suyos son los culpables de que la Monumental, una de las mejores y prestigiosas plazas de España, pierda su esplendor y una considerable cantidad de puestos de trabajo directos e indirectos. Los votos del inútil Tripartito han destruido siglos de historia y arraigo de "la Fiesta" en la plaza de Barcelona, que en otros tiempos fue cuna y referencia mundial. La primera corrida de toros en Cataluña data de 1387, en el reinado de Juan I, y fue en Barcelona, la única ciudad española que ha tenido tres plazas de toros con actividad

Esos votos ignorantes no saben que el toro de lidia goza de importantes privilegios, como el indulto y de una legislación exhaustiva que protege y regula al máximo toda su vida y el espectáculo y que no existiría sin la Fiesta; tampoco saben que Cataluña junto con Andalucía, forman el ridículo grupo de las dos regiones de Europa con mayor número de parados. Los toros generan riqueza y trabajo y la supresión, miseria y pobreza, ese es el regalo que esos rústicos dictadores le hacen a muchas familias que dejan sin trabajo en Cataluña, más paro sobre el alto índice que ya sufre; pero a ellos les trae sin cuidado; le roban al ciudadano otro espacio más de libertad y elección, y no les importa; no están en gobernar y buscar el bien común, es más urgente, multar a los taxistas por llevar la bandera española, a los que rotulan en castellano y a los que lo enseñan, ocultar a los niños la victoria de la selección y prohibir la Fiesta de los toros, por los que de veras no sienten ninguna pena; la Inquisición gozaba lo mismo o más en vetar que en torturar.

Hay que prohibir esta corriente de prohibir. ¿Qué es esta locura? Somos nosotros, el pueblo soberano el que va a tener que prohibir a los políticos de escaso pelaje. Este neosocialismo de izquierda radical y marxista, amamantado a las ubres de Franco, hace lo que aprendió a hacer y, por eso, se halla atrapado por la costumbre dictatorial del prohibir; asicomo el dictador prohibió el uso de la Lengua Catalana, estos, en su incultura, vienen y prohíben los toros y ya mismo prohibirán las gallinas u otra lindeza; vamos saltando de prohibición en prohibición. Prohibido prohibir se dijo y es cierto, en democracia, se aconseja, se orienta, pero nada más.

Que los socialistas hayan secundado este dislate dictatorial es un hecho grotesco y peligroso, puede pasarles factura; cuando es muy sencillo, quien no quiera que no vaya a la plaza; y que ZP, por cálculo electoral, haya venido apoyando el soberanismo catalán, no le va a salir gratis, tendrá su tributo.



C. Mudarra



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