Relación del estrés y el estreñimiento
El estrés, como uno de los trastornos psicológicos más frecuentes del siglo XXI, está fuertemente asociado a diferentes trastornos gastrointestinales, entre ellos, úlceras, reflujos gástricos, diarreas y estreñimiento o constipación.
Según los expertos, se crea un círculo vicioso, ya que los molestos síntomas del estreñimiento causan estrés y cuando hay estrés, son más las probabilidades de sufrir constipación.
Se ha comprobado que la constipación provoca nerviosismo, cansancio e incomodidad a causa de la distensión abdominal, la hinchazón y pesadez que provoca, por esta razón, se considera que afecta la calidad de vida de quienes la padecen.
El estrés, por su parte, favorece la constipación por dos mecanismos diferentes.
Por un lado, cuando se sufre de estrés se alteran los movimientos peristálticos del intestino como consecuencia de una reducción del aporte sanguíneo al tracto intestinal. Entonces, los movimientos del intestino grueso se enlentecen y causa estreñimiento.
En segundo lugar, el estrés trae aparejado un cambio de hábitos, tales como el sedentarismo, comidas fuera de hora, peor calidad de la dieta con menor ingesta de frutas, verduras, agua y mayor ingesta de comidas rápidas y ricas en grasas, así como pocos momentos disponibles que retrasan las defecaciones y consecuentemente, alteran la funcionalidad intestinal.
Entonces, para reducir el estrés, y al mismo tiempo evitar la constipación, es importante realizar ejercicio físico, comer al menos dos o tres frutas y ensaladas de verduras en el día, a la vez que se debe aumentar el consumo de fibras que son las que retienen agua en las heces y ablandan las misma, tomar el tiempo necesario para respetar el reflejo defecatorio y poder evacuar el intestino adecuadamente y además, procurar una hidratación satisfactoria.
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