Una de las críticas más extensas y pormenorizadas a este artículo es la realizada por los doctores William Faloon, Tianan Jiang y Steven V. Joyal (Fundación para la Prolongación de la Vida), bajo el título “Otro ataque fallido contra los antioxidantes”, del que resumimos los aspectos más importantes a continuación:
En el frenético mundo de los medios de comunicación, hoy en día la ciencia se practica a base de emboscadas. Cada día que se publica un estudio médico, éste tiene el potencial de convertirse en el titular de las noticias del día. Esto niega la oportunidad a aquellos que podrían estar en desacuerdo con el diseño o metodología del estudio de rebatir lo que podría ser “ciencia basura”. En el caso del reciente estudio revisando el valor de ciertos nutrientes antioxidantes [estudio de Bjelakovic y colaboradores], los fallos son tan significativos como para hacer que sus hallazgos tengan escaso o nulo significado.
El estrés oxidativo es un factor bien conocido que está directamente implicado en un gran número de enfermedades del ser humano, y existe una gran cantidad de información científica que soporta y valida el papel de los antioxidantes para disminuir el daño producido por dicho estrés oxidativo.
Esta revisión estadística fue desarrollada por el mismo grupo de investigadores que afirmó que los antioxidantes no tenían ningún beneficio significativo en un artículo publicado en el año 2004. El estudio es lo suficientemente osado como para no solamente oponerse a toda la evidencia científica previa a favor de los antioxidantes para prevenir las enfermedades, sino que afirma de forma descarada que las vitaminas antioxidantes incrementan la mortalidad por diferentes causas.
Uno de los problemas de la investigación sobre los suplementos dieté- ticos es que frecuentemente evalúan nutrientes que fueron popularizados inicialmente en los años 60 y 70, pero representan simplemente una pequeña fracción de lo que los individuos concienciados con su salud están consumiendo hoy en día basándose en las investigaciones más actuales.
Algunos nutrientes cítricos que consumen habitualmente individuos que se preocupan por su salud fueron omitidos de los análisis del estudio, junto con las formas óptimas de estos nutrientes, tales como el gamma tocoferol o el succinato natural de alfa tocoferol en el caso de la vitamina E y el CoQ10. Entre los nutrientes más importantes que fueron parcial o completamente ignorados se incluyen el aceite de pescado, el ácido lipoico, la carnitina, los extractos de frutas y vegetales, las vitaminas del grupo B y minerales como el Magnesio, Zinc y Calcio.
La Fundación para la Prolongación de la Vida advirtió a sus miembros hace ya tiempo acerca de las posibles implicaciones de consumir únicamente la forma alfa tocoferol de la vitamina E. Se desconoce si esto fue un factor en los estudios en los que la vitamina E demostró un beneficio positivo sobre la salud, pero lo que sí es cierto es que no se comentó el papel del alfa tocoferol como posible razón que explicara porqué el alfa tocoferol sintético no funcionó en la mayoría de estudios seleccionados a mano en esta revisión.
Para aquellos consumidores seriamente interesados en obtener el máximo beneficio de los suplementos, los nutrientes que fueron evaluados en este estudio negativo publicado en el JAMA constituyen un pequeño porcentaje de los muchos nutrientes complementarios que probablemente hayan estado tomando durante los últimos 10 ó 20 años.
La duración media de los estudios seleccionados para el análisis fue de 3,3 años, y la edad media de los sujetos del estudio fue de 62 años. La creencia de que la administración de estos suplementos antioxidantes básicos en un amplio rango de dosis subóptimas podrían de alguna forma revertir el daño producido por el estrés oxidativo durante toda una vida carece de credibilidad científica.
De un total de 815 estudios potenciales que evaluaban los efectos de los suplementos antioxidantes en la revisión estadística del JAMA, únicamente 68 fueron escogidos para su inclusión en esta revisión estadística, lo cual significa que el 91% de los estu- dios que podrían haber sido elegidos fueron excluidos de forma arbitraria del análisis estadístico final. Además, 405 de los estudios excluidos no mostraron ninguna muerte en ninguno de los grupos.
De los estudios que fueron incluidos en esta revisión estadística fallida, algunos fueron interpretados de forma completamente errónea:
- La revisión incluyó de forma incorrecta a 30 muertes de un estudio publicado en 2001. Mientras que una revisión de dicho estudio muestra que sólo hubo una muerte en el grupo tratado con placebo, una muerte en el grupo tratado con fármaco más antioxidante, y ninguna muerte en el grupo tratado sólo con antioxidantes.
- La revisión no tuvo en cuenta factores de riesgo previos en 399 de los 800 pacientes con enfermedad de Parkinson a los que se les asignó una dosis de 2.000 UI de vitamina E en el estudio DATATOP. De hecho, después de ajustar por los factores de riesgo previos, no hubo ningún incremento de la mortalidad en el grupo al que se le asignó la vitamina E. De igual forma, los investigadores no observaron ninguna evidencia que apuntara a un incremento de la mortalidad por cada año de exposición adicional a altas dosis a lo largo de 13 años de seguimiento.
Todavía más preocupante que los estudios fueran interpretados de forma errónea por los autores de la revisión es el hecho de que muchos estudios a gran escala en los que la duración del estudio mostró un beneficio en relación a los antioxidantes fueron excluidos de este fallido y sesgado metaanálisis.