Relato #2: El asesino del calcetín rojo.

Se pasó una hora buscando el calcetín rojo.Junto a él, el cadáver del hombre estaba pálido y rodeado de su sangre. Buscó el calcetín por todas partes, incluso por los lugares más extraños. Sobre el armario, bajo el colchón, dentro del horno... pero aún así seguía sin aparecer. Se quedó mirando fijamente a los ojos del muerto. Pero éstos ya habían dejado de brillar y su calidez se había perdido. En susurros le preguntó si sabía él dónde se encontraba su calcetín. Se quedó quieto, el asesino, aguardando una respuesta. Mas ésta no llegó. Volvió a mirar por todas partes. Miró incluso dentro del retrete, pero tampoco se encontraba ahí su calcetín.Se quedó quieto y agudizó sus sentidos. La tenue luz del amanecer entraba por la ventana. El sonido de una canción de Imagine Dragons provenía de arriba, el llanto de un bebé de abajo. Olía a sudor y tabaco. Pronto la hija del muerto llegaría a casa. Tan solo tenía una hora para encontrar el calcetín rojo y salir sin dejar rastro. Siguió buscando, Imagine Dragons siguieron cantando, el bebé siguió llorando. Todo era igual, salvo el sol. Poco a poco su figura, imponente y poderosa, fue subiendo, mostrando a todo ser viviente su fuerza. El asesino giró sobre sus talones, pensando. ¿Dónde podría estar el maldito calcetín rojo?Metió las manos en sus bolsillos, pero tan solo había un cuchillo manchado de sangre y un recibo de la compra, nada más. Desesperado, se cogió del grasiento cabello. Cerró los ojos, y respiró hondo. Una, dos, tres. Entonces abrió sus ojos, y recorrió el cuerpo inerte y sin vida del asesinado. Fue bajando, desde la cabeza hasta... hasta los pies. Se acercó a él y le subió la pernera derecha del pantalón.Ahí estaba, el calcetín.Le quitó el zapato y el calcetín. Se quitó su propio zapato, se puso el calcetín rojo y volvió a calzarse el zapato.

Con una sonrisa de satisfacción en la cara, salió del sucio apartamento.