La que liamos aquel domingo 8 de marzo de 2020 fue la más grande. Todavía lo recuerdo. Desde Madrid, y con carácter retroactivo, contaminamos medio mundo. ¡Qué medio mundo, el mundo entero! China en enero, Italia en febrero... ¡Y todo desde marzo!
Poco menos que habíamos descubierto el condensador de fluzo. O de flujo, que no sé ya ni lo que digo. A pesar de los incansables esfuerzos esto nunca se llegó a demostrar; pero lo cierto es que ocurrió y fue aquí en España. Y porque nos cerraron pronto las playas que sino incluso las ballenas del ártico estarían ahora mismo infectadas por esa cosa que se propagó desde las inmediaciones de Cibeles. No me lo podría perdonar. Seguir leyendo